El fabricante

  • En Corto
  • Alejandro Maldonado

Estado de México /

El auto se le descompuso en una carretera poco transitada en pleno desierto, pero siendo él mecánico de profesión confió en que podía arreglar el desperfecto. Sin embargo, y a pesar de su esfuerzo no logró echar a andar el motor. Se encontraba agotado, frustrado y asustado porque se aproximaba la noche.

Un auto se detuvo y el conductor le ofreció ayuda. El mecánico aceptó la oferta con reservas, pero no tenía más alternativas. Luego de hacer varios ajustes, el hombre le pidió que tratara de echar a andar el vehículo. El mecánico sonrió burlonamente para sus adentros, pero se llevó una sorpresa, ya que, al momento de oprimir el botón de marcha el motor arrancó.

“No entiendo. Yo soy mecánico y no pude dar con la falla, y usted resolvió el problema fácilmente”, le dijo. El hombre aquel le respondió, “no es gran mérito; es que yo fui quien diseñó este motor y sé perfectamente cómo funciona”.

Cuanto se trata de dirigir nuestras vidas, confiamos en nuestras habilidades, conocimientos, ideas, sentimientos, emociones, talentos, recursos, y relaciones entre otras muchas cosas. De pronto algo en lo que nos sentíamos seguros se complica, o llega algo inesperado y por más que intentamos salir adelante, no lo logramos. Y cuando parece que no hay remedio ni salida, nuestro “fabricante”, -Dios mismo-, se hace presente y nos ofrece su ayuda.

Él nos creó y nos conoce a la perfección. Está al tanto de todos nuestros pecados, fallas y fracasos. No ignora heridas, dolores, ausencias, culpa, desesperanza o vergüenza. Podría “dejarnos varados” en esta vida, pero nos ama y tiene misericordia de nosotros. Él sabe que por nuestra cuenta, tarde o temprano acabaremos perdidos aquí, y luego por la eternidad.

Nuestro verdadero problema es el pecado, propio y de terceros. Y es algo tan grave, que la solución consistió en que el unigénito de Dios, Jesucristo, aceptara voluntariamente ir a la cruz. Allí él recibió sobre si mismo nuestro pecado, sufriendo nuestro respectivo juicio y castigo, a fin de ofertarnos su justicia y perdón.

Puedes seguir por tu cuenta hasta acabar auto destruido, o acudir a él y pedirle que te perdone, salve y transforme. Jesús ya hizo todo para rescatarnos. Jesús vive y está esperándote. Ven a él tal cual eres. Cree, ábrele tu corazón y entrégale tu vida.


Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.