Si hacemos una comparación simplista, prácticamente cualquier automóvil en el mundo se desplaza a una velocidad mucho más rápida que cualquier persona en el planeta. Sin embargo, un auto con todas sus características y avances tecnológicos, -al igual que una IA-, son el resultado del trabajo de seres humanos.
Ni una IA ni un auto tiene “vida” por sí mismos con todas sus implicaciones. Por cierto, que tampoco tienen conciencia, ética o moral; contrario a lo que ocurre con quienes los diseñan o fabrican.
De hecho, y de acuerdo con información publicada por la BBC de Londres, se ha descubierto que a partir de los cinco meses los bebés tienen capacidad de hacer juicios morales y sus reacciones obedecen a esta temprana percepción.
Así que reflexionemos. Si las IA o los autos no surgieron “por generación espontánea”, sino que fueron “creados” por seres humanos que poseen un sinfín de capacidades y talentos; ¿quién a su vez creó a los seres humanos? Más de 8 mil millones de personas habitamos actualmente en el planeta tierra; pero con todo y que la cifra es monumental, no hay otra replica igual a ti o a mí.
Dicho de manera clara: Eres único, inigualable y especial porque fuiste creado por un Dios amoroso y detallista que se complace en ti. “¡Pero soy un desastre! ¡He tomada tantas y tan malas decisiones!”, podrás decir, y estás en lo cierto.
A diferencia de una máquina fuimos creados con libre albedrío, y desafortunadamente todos hemos usado esta concesión divina para ponernos en contra de nuestro Creador. Hemos pecado, hemos fallado a las normas de un Dios perfecto que mantiene funcionando el universo entero con su omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia. Pero lo más triste del caso es que tú y yo perdimos nuestro propósito y razón de ser; y si el problema no se resuelve, nuestra vida se torna caótica y sin sentido.
Estas son malas noticias, pero el “Evangelio” contiene buenas nuevas: A pesar de nuestros peores fracasos, Dios no ha dejado de amarnos. Por eso envió a su único hijo Jesucristo a morir en la cruz. Allí fue ya saldada la deuda de nuestra maldad, para que podamos recibir mediante la fe en Jesucristo perdón de pecados y salvación eterna.
Jesús te ama y no hay nada imposible para Él en tu vida. Clama a Él y lo verás.