El mundo roto

Hidalgo /

En un hermoso poema titulado “Ahorcados”, el español Luis Antonio de Villena rinde un tributo a Fati y Omar: dos jóvenes árabes de 19 años que fueron colgados en plaza pública, en Teherán, por amarse. El poema, dividido en dos partes, empieza con una referencia a “El interprete de los deseos”, una colección de poemas místicos compuestos por Ibn Arabi, quien vivió de 1165 a 1240. En esta parte los amantes se regocijan en sus cuerpos, buscando más y mayor placer y satisfacerse el uno al otro en el “santo exceso”, noche tras noche.

Los amantes leen poemas y se escriben el uno al otro sobre la piel canela, con la lengua, los versos que leen en la obra de Arabi, y verdaderamente los comprenden  porque ellos mismos se vuelven la poesía y el amar y la comunión, es decir, encarnan la interpretación del ardiente deseo que Ibn Arabi escribe para una joven mujer persa. Cansados, los amantes se entregan en un abrazo que los protege de su propio deseo y de la oscuridad, que es en realidad el único espacio en el que pueden poseerse, amarse, ser ellos mismos.

Después, en la segunda parte, el poema cambia de tono: del hermoso diálogo de los cuerpos y del diálogo entre el propio poema con el de Ibn Arabi, pasa a un solemne tono periodístico que da cuenta de la ejecución de dos jóvenes de Teherán condenados por la Ley Islámica a morir ahorcados por ser homosexuales. “Se querían”, escribe sencilla y lapidariamente Luis Antonio de Villena. “Fati y Omar, de 19 años”, continúa para rematar: “Y el mundo ridículamente no se ha roto aún”. Devastador.

Y yo he pensado en el poema ayer. Específicamente en esa frase, luego de leer un titular entre las noticias que se cuelan a mi feed de Instagram: “Ultiman a niño de 5 años por deuda de mil pesos”. Cinco años. Deuda. Mil pesos. Y sí: el mundo, ridícula y estúpidamente no se ha roto aún. Deberíamos estar llorando (de rabia o tristeza) por todo lo que esa frase significa e implica. 5 años. Mil pesos. Que la frase ilumine con toda su oscuridad nuestra realidad: lo que hemos pasado por alto para que eso pudiera suceder con la facilidad que pasó. 5 años. Mil pesos. No comprendo cómo el mundo no se ha roto aún, carajo. Cómo no nos hemos roto aún.


  • Alfonso Valencia
  • @eljalf
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