Una decisión que deberá tomar la WTA tiene a la expectativa al tenis mundial estas semanas previas al Abierto de Estados Unidos.
Por un lado, el circuito de tenis femenil mantiene la expectativa de saber dónde se jugarán las WTA Finals, y por otro lado está latente la posibilidad de que este mismo torneo de fin de temporada se juegue en Arabia Saudita, país que es rechazado por un gran número de tenistas y seguidores.
Vayamos por partes, en primer lugar la WTA se ha tardado mucho en decidirse por una sede para el torneo donde sólo las ocho mejores jugadoras del año se clasifican, además de las primeras ocho parejas del circuito, faltando casi dos meses para que se realice.
Este es un tema particularmente delicado para el tenis femenino dado que desde el 2021 este torneo está en el limbo después de que la WTA decidió boicotear a China hasta que se investigaran las acusaciones de agresión sexual de Peng Shuai contra un ex funcionario del gobierno y se pudiera confirmar su libertad.
Ese año Guadalajara entró al quite y en pocos meses sacó adelante el torneo teniendo cierto éxito, y en circunstancias similares, el año pasado la WTA llegó a un acuerdo para realizar el evento en Fort Worth, pero la falta de marketing y una ubicación no tradicional resultaron en escasa afluencia de aficionados y un evento desangelado.
Para este año la ubicación de las WTA Finals sigue siendo un misterio a pesar de que se supone que se celebrarán dentro de apenas dos meses y de que el circuito ya revirtió su postura sobre China y organizará eventos en ese país.
Aquí es donde entra Arabia Saudita, país que como todos sabemos en los últimos años se ha tratado de adueñar de los grandes eventos deportivos en el mundo y está haciendo un fuerte impulso para albergar las WTA Finals.
La incursión árabe en el tenis estaba predestinada en algún momento, por lo pronto, la ATP ya anunció esta semana que su torneo llamado Next Gen ATP Finals, que incluyen a los ocho mejores jugadores menores de 21 años, se jugarán en Jeddah a partir del 28 de noviembre.
Arabia Saudita ha sido constantemente criticada por su preocupante panorama de derechos humanos, marcado por la falta de derechos de las mujeres, la criminalización de la homosexualidad, las restricciones a la libertad de expresión y la prevalencia de la pena capital.
Dados estos abusos, sobre todo contra la mujer, resultaría controversial que uno de los torneos más importantes del circuito femenil se realicen ahí y así lo han expresado muchas jugadoras tanto activas como ex ganadores de torneos de Grand Slam.
Y es que el hecho de albergar o auspiciar deportes globales como la Fórmula Uno, el circuito profesional de golf varonil, la compra de equipos de futbol y ahora la colaboración con la ATP, entre otros, mucho lo ven como un “lavado deportivo” del historial de derechos humanos en ese país.
Aunque muchas no están de acuerdo, tampoco están cerradas a jugar en Arabia Saudita, siempre y cuando los pros superen en gran medida a los contras, sobre todo si se trata de apoyar económicamente el deporte femenil, y si el país se compromete a hacer algo en cuanto al trato hacia las mujeres.
La WTA está en una encrucijada y será interesante ver hacia donde se dirigen las negociaciones esperemos que todo sea para bien del tenis femenil.