Si las polémicas por los horarios de juego, los byes que se reparten y el calendario no fueran suficientes, el tenis ahora tiene otro tema: las pelotas.
Una pelota de tenis autorizada para un juego profesional mide solo dos pulgadas y media de diámetro y pesa un poco más de dos onzas, pero esa pequeña esfera se ha convertido en el dolor de cabeza cuando se trata de preocupaciones sobre el aumento de lesiones de codo, muñeca, brazo y hombro entre las y los jugadores.
Esto ha provocado últimamente una creciente protesta y controversia sobre el papel que pueden desempeñar las pelotas en la fatiga y las lesiones, además de crear conversaciones sobre cuál pelota es más adecuada para el tipo de juego de determinado jugador, si ayuda a los que pegan desde el fondo de la cancha o los que prefieren atacar la red, e incluso cuál es la más conveniente para canchas de arcilla o duras.
De acuerdo a entrenadores de las giras de la ATP y WTA el que los jugadores tengan que acostumbrarse al tipo de pelota que se utiliza de una semana a otra afecta la capacidad de sus pupilos y es un efecto real que sucede incluso en las lesiones.
Esta controversia de las pelotas empezó hace unas décadas cuando los dirigentes del tenis y organizadores de torneos, para que el deporte fuera más espectacular tomaron la determinación de reducir la velocidad del juego con el fin de producir peloteos más largos y emocionantes y eso llevó a tener superficies más lentas y pelotas menos vivas.
Sin embargo, el estilo de juego, los avances en la tecnología de las raquetas y el mismo cambio de fisonomía del jugador, que ahora es más grande y fuerte, han hecho que se presenten discordancias de un torneo a otro, de una superficie a otra, de una pelota a otra.
La ahora omnipresente pelota “Extra Duty” tiene una fibra más espesa que una pelota estándar, se esponja más, se siente más pesada con el impacto y favorece puntos más largos, de este tipo es la de la marca Dunlop AO y es la “pelota oficial” del ATP Tour, pero curiosamente los torneos no están obligados a utilizarla.
Esto se debe a que cada evento tiene derecho a cerrar acuerdos de asociación con el fabricante de pelotas de su elección, y aquí entra otro factor que en gran medida pesa más que el beneficio al tenis y al tenista, que es el económico y las ganancias que cada torneo recibe.
Es comprensible entonces que los Grand Slam utilicen tres marcas diferentes de pelota debido a la diferencia radical en sus superficies. Wimbledon está permanentemente casado con Slazenger, que afirma que su pelota tiene una característica que repele la humedad que lo hace más adecuado para jugar en canchas húmedas. Roland Garros usó pelotas Dunlop durante algunos años, pero las abandonó y cambió a Babolat en el 2011, pero muchos sintieron que esas pelotas eran demasiado livianas por lo que finalmente se decidieron por una pelota Wilson especialmente diseñada para arcilla roja, la “Roland Garros”.
El Abierto de Estados Unidos está igualmente unido a Wilson en una unión ininterrumpida durante casi medio siglo.
Entre tantos cambios, es comprensible que la jugadora o el jugador, que son los protagonistas principales del juego, se quejen… ¿O usted qué opina?