Con diálogo y comprensión, las diferencias en el tenis mexicano rumbo a la Copa Davis al parecer han quedado solucionadas.
Esta semana la Federación Mexicana de Tenis hizo el anuncio oficial de la serie Copa Davis contra China que se realizará el 16 y 17 de septiembre en Mérida, donde se dio a conocer a los jugadores que conformarán el cuadro tricolor.
La FMT presentó oficialmente a Leo Lavalle como el capitán del equipo, quien a su vez dio a conocer a los jugadores convocados, que serán Ernesto Escobedo y Rodrigo Pacheco para los singles, además de los experimentados Santiago González y Miguel Ángel Reyes Varela para el punto de dobles.
De ellos cuatro, dos ya están confirmados para disputar la serie, al parecer Escobedo y Pacheco son los que oficialmente están arreglados, mientras que los otros dos aún continúan en pláticas, pero también es un hecho que estarán en Mérida.
Para Escobedo y Pacheco será su debut en la Copa Davis, pues el primero apenas el año pasado optó jugar por México después de que en años anteriores lo había hecho por Estados Unidos, país en el que nació, pero las raíces de su familia se encuentran aquí.
Y Pacheco, a sus 18 años encontró la ocasión idónea para su debut al ser la serie en su ciudad natal, por lo que la motivación es doble, pues quiere estrenar su representación nacional ante sus paisanos.
Como lo comentamos hace dos columnas, un grupo de 10 jugadores mexicanos mostró su descontento tras la designación de Lavalle como capitán del equipo, sin embargo, esto era solo el pretexto para revelar ciertas inconformidades que tenían con la FMT.
Su queja principal era no ser tomados en cuenta en las decisiones que se tomaban, además de falta de comunicación entre directivos y jugadores, lo que ellos querían era que todo lo que se decidiera pasara por su visto bueno, y un ejemplo fue la designación de Lavalle, pues los jugadores tenían una propuesta distinta.
La FMT tomó cartas en el asunto y entró en diálogo con los jugadores después de que dieron a conocer su “pliego petitorio” y empezaron a desmenuzar sus pretensiones, tanto para la serie en cuestión como para el resto de sus inquietudes.
Se sabe que Carlos González y su equipo aceptaron algunas propuestas de los jugadores y descartaron otras que estaban fuera de contexto definiendo claramente en cuales se podía ceder y en cuales no, siempre cuidando la autonomía de la organización y manteniendo el concepto de ganar-ganar para ambos bandos.
Y lo que quedó más que claro es de lo que hablábamos en la columna anterior sobre este tema, una organización no puede o debe ceder a todo lo que solicitan sus agremiados, solo queda escucharlos y llegar a un término medio.
Eso se llama diálogo y entendimiento, ceder para alcanzar acuerdos y llegar a un “bien-estar” para todos.
Ojalá este ejemplo cunda en todo el tenis mexicano para salir en el hoyo en el que se encuentra nuestro deporte blanco, dejarse de politiquerías y hacer tenis, mucho tenis.