Siempre que estamos en estas fechas, entre el Día de la Virgen de Guadalupe y el Día de Reyes, Netflix nos sorprende con algo totalmente inesperado.
En 2016 fue con la serie The O. A., ¿se acuerda? Y como fue en pleno maratón Guadalupe-Reyes casi nadie la reportó.
Bueno, pues ahora, en el cambio de 2017 a 2018, acaba de suceder lo mismo con Dark, una obra maestra de éste, el sistema de distribución de contenidos en línea líder en el mundo entero.
Yo sé que hay mucha gente muy conmovida con esta historia. Desde que apareció, no he parado de recibir mensajes de personas que me piden que hable de ella.
Por supuesto que lo voy a hacer en esta columna y no, no le voy a vender trama. Se me haría una falta de respeto tanto para usted como para sus creadores.
¿Qué es Dark? La primera serie original de Netflix en Alemania.
¿De qué trata? De gente que desaparece. No le voy a decir más. No le voy a decir menos.
Por alguna extraña razón, hay televidentes que dicen que es como Stranger Things pero para adultos.
Yo no creo que vaya por ahí, primero, porque, me consta, Netflix no permite que sus contenidos se copien dentro o fuera de un mismo país.
Si aquí, por ejemplo, hacen Ingobernable, en ninguna otra de sus plazas se puede hacer algo parecido. Punto.
Y segundo, porque esto no está lleno de las muchísimas situaciones nostálgicas, tonales y hasta comerciales que convirtieron a Stranger Things en el segundo título más visto de 2017.
Dark es un poema, es ciencia, religión, una serie con una propuesta filosófica, una invitación a reflexiones de lo más profundas.
Y si usted la ve completa irá descubriendo cada vez más cosas más hondas en su manera de plantear las ideas y las emociones.
Dark es como una especie de televisión premium pero para audiencias particularmente inquietas, intelectuales, como de la Muestra Internacional de Cine.
Festejo, pero al mismo tiempo me sorprende, su éxito a nivel popularidad.
Le voy a decir la verdad: para los pocos o muchos televidentes que consumimos contenidos a destajo en todas las ventanas que integran la industria de la televisión, Dark no es nada nuevo.
¿Por qué? Porque es más o menos lo mismo que hemos visto en enemil proyectos recientes como The Leftovers, Glitch, Resurrection, The Returned, Les Revenants y Between.
¿Qué es lo que llama la atención? Que ahora que esta clase de historias llegaron al contexto de las producciones originales de Netflix la gente las celebre.
¿Qué significa esto? Algo muy fuerte: que lo importante no es el contenido, es la plataforma, son los hábitos, las costumbres de los espectadores.
De nada le sirvió a compañías como HBO, al Canal + y a ABC haber invertido lo que invirtieron en esta clase de series. Hasta que no las hizo Netflix, no funcionaron a gran escala.
Ojo: no le estoy quitando mérito a Dark. ¡Es sublime! ¡La amo! Lo que quiero es que vayamos más allá de los lugares comunes.
¿Cuál es la verdadera nota del triunfo de Dark en una plaza tan importante para la industria del espectáculo como México?
Que Netflix consiguió que los hombres y mujeres de este país nos sentáramos a ver televisión europea, pero no de Inglaterra o de España, como estamos acostumbrados, ¡de Alemania!
¿Cuándo fue la última vez que usted vio una serie alemana en este país? Probablemente nunca.
¿Por qué? Por una larga lista de broncas que tienen que ver con distribución, con la lucha entre los medios públicos y los medios privados y hasta con prejuicios por parte de las personas que compran entretenimiento y que piensan que por mil y un diferencias culturales esto no puede funcionar a la hora de las ventas y los ratings.
Hoy, gracias a Netflix, miles de mexicanos descubrieron otra forma de contar historias, otro tono actoral, otra estética, otras inquietudes. Y se divirtieron. Y les gustó. ¡Es maravilloso!
Tan maravilloso como que los contenidos nacionales como Club de Cuervos triunfen en lugares donde hace mucho que no vendemos nada como Japón.
Esta es la otra parte de la magia de Netflix que muy pocas personas se han detenido a apreciar.
Estos señores les están abriendo los ojos a sus suscriptores y los están llevando a vivir una experiencia verdaderamente global.
Yo me siento muy orgulloso del fenómeno de Dark en México como del de Okja (Corea), Trapped (Islandia), 3% (Brasil), Las chicas del cable (España) y The Crown (Reino Unido).
Se me hace precioso que el mundo esté por fin unido a través de la televisión, que usted brinque de una cultura a otra sin prejuicios y que aprendamos, que crezcamos, que gocemos.
¡Gracias, Netflix, también por esto! Y si usted no ha visto Dark, ¿qué está esperando?
Ninguna otra ventana de las que tenemos en México le va a ofrecer algo así. Luche por verla de principio a fin. Le va a encantar. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com