El mes de octubre terminó con la coronación de los Dodgers de Los Ángeles en la Serie Mundial 2024 y con la pérdida del beisbolista mexicano más trascendental en la historia, como lo fue Fernando el Toro Valenzuela; pero noviembre arrancó con la entronización de siete nuevos inmortales al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, ubicado ahora dentro de las instalaciones del parque Fundidora de la ciudad de Monterrey, lugar que me tocó conocer, desde que se anunció la mudanza de la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma a este emblemático sitio de la Sultana del Norte.
Además, también tuve la oportunidad de acompañar a uno de los directivos más importantes de la historia de nuestra pelota y por supuesto de los Tigres, primero capitalinos, luego angelopolitanos y actualmente quintanarroenses, como lo es Cuauhtémoc Chito Rodríguez, aquel 13 de noviembre del 2019, cuando el oriundo de Nuevo Laredo, Tamaulipas, se convirtió en inmortal de la pelota azteca, curiosamente dentro de la misma generación del creador de la Fernandomanía.
Ahora, apenas el pasado 7 de noviembre, otros siete valiosos personajes del Rey de los Deportes mexicano, ingresaron al Salón de la Fama, gracias a que reunieron los votos necesarios por parte del comité elector, que desde hace varios años preside Toño de Valdés.
En esta ocasión, los inmortalizados fueron seis elementos en distintas actividades que me tocó ver jugar o trabajar de ampáyer; y uno más que no tuve la oportunidad de ver en acción, como lo fue el pitcher zurdo Ricardo Sandate, oriundo del estado de Texas, pero que en la década de los setentas brilló con los desaparecidos equipos de los Mineros de Sabinas y los Petroleros de Poza Rica, sin dejar de lado a los Leones de Yucatán; al tiempo que llegó a pertenecer a los Bravos de Atlanta y los Filis de Filadelfia.
De igual manera y a quienes sí pude ver jugar, fueron a los también lanzadores Juan Manuel Palafox, quien debutó con los Tigres Capitalinos, y que durante siete temporadas seguidas ganó al menos 10 juegos, con las franelas de Algodoneros del Unión Laguna, Charros de Jalisco, Acereros de Monclova y Leones de Yucatán.
Así como el zurdo de Balancán, Cecilio Ruiz, quien fue profeta en su tierra, toda vez que en 1993 fue parte fundamental de la rotación de pitcheo del mánager Juan Navarrete, para la obtención del único título de los Olmecas de Tabasco en su historia.
Para concluir con los lanzadores que en este 2024 alcanzaron la inmortalidad, también se encuentra el michoacano Yovanni Gallardo, quien aunque nunca jugó en LMB, él ingresó por su longeva carrera de 12 temporadas en Grandes Ligas, donde brilló con los Cerveceros de Milwaukee, con quienes en ocho calendarios ganó 89 juegos, además de haber tenido campañas de 17, 16, 14, 13 y hasta 12 triunfos, sin olvidar que también vistió las franelas de los Rangers de Texas, Orioles de Baltimore, Marineros de Seattle y Rojos de Cincinnati.
En cuanto a los carabineros que ya tienen su placa en el Nicho de Leyendas, los nuevos inquilinos son los infielders Ramón Orantes, quien incluso ya se convirtió en mánager, además del neoleonés Miguel Flores, quien ahora funge como directivo del equipo de su tierra natal.
Comenzando con Orantes, él ha sido uno de los jugadores con una de las carreras más largas en la LMB, al haber participado en 24 temporadas, debutando en 1993 con los Sultanes de Monterrey y colgando los spikes en el 2016 con los Saraperos de Saltillo; sin dejar de lado que en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) jugó para una sola organización los Cañeros de Los Mochis entre el 2005-06 y el 2016-17.
Y terminando con uno de los mejores segunda base de los últimos años, en la persona de Miguel Flores, quien si bien es cierto que en la temporada 2003 jugó para Broncos de Reynosa y Leones de Yucatán, a él se le identifica como el capitán de los Sultanes de Monterrey durante 14 de sus 15 calendarios en la LMB; mientras que en la LMP solo defendió los colores de los Venados de Mazatlán y Tomateros de Culiacán.
Finalmente, el actual jefe de ampáyers del circuito veraniego y dos veces representante del beisbol mexicano en Juegos Olímpicos, Luis Alberto Ramírez, orgullo de Poza Rica, también es ya parte del Salón de la Fama, que ahora comenzará el proceso de selección, para conformar la planilla de los aspirantes para ser parte de la generación 2025.
Por cierto, que si usted tiene previsto viajar próximamente a Monterrey, le invito a que no deje de visitar el recinto de los inmortales de la pelota nacional en el parque Fundidora.