Hablar realmente de la niñez en México nunca será un tema sencillo.
La mayoría de las personas solemos mirar para otro lado y preferimos ignorar que el Estado de derecho está quebrado desde la raíz y estas circunstancias obviamente trastocan y perjudican la vida de nuestras infancias en diferentes maneras y desde sus diferentes realidades.
Según cifras de “La agenda de la infancia y la adolescencia 2019-2024”, las niñas, niños y adolescentes representan el 35% de la población en México, siendo un total aproximado de 40 millones.
De los cuales, más del 50% se encuentran en situación de pobreza, lo que significa que viven vulnerabilidad y su acceso a una niñez digna se ve obstaculizada además de frenar su óptimo desarrollo.
Si bien se han hecho avances en materia normativa sobre la protección a la infancia, éstos no han dejado de ser letras muertas en la mayoría de las ocasiones, ya que durante la implementación resulta ser nula o deficiente su ejecución.
Cuando hablamos de políticas públicas en relación al interés superior de la infancia dejamos fuera las múltiples realidades, tal es el caso de la población infante indígena, cuyas cifras son realmente preocupantes, pues 91% de las y los infantes se encuentran en situación de pobreza, una clara diferencia respecto a la población no indígena, demostrando así un indicador de las enormes desventajas que enfrentan.
No olvidemos que la atención a la niñez en la primera etapa es indispensable para el desarrollo del país y de la sociedad.
No podemos hablar de un Estado de derecho cuando gran parte de nuestra población está siendo ignorada.
El acceso a la justicia para las infancias es prácticamente nulo, carecemos de mecanismos, de instancias, de expertos… la realidad es que volteamos la vista a otro lado y seguimos con políticas públicas y de gobierno asistenciales, que no paran de atender los efectos, omitiendo las causas, derivando en la perpetuación de las desigualdades.
@incidefemme