La entrada en vigor del Programa Hoy No Circula en el Valle de Toluca y Santiago Tianguistenco refleja una política pública que, aunque bien intencionada, deja ver las tensiones entre el discurso ambiental y la realidad social.
Por un lado, es innegable que la calidad del aire en esta región del Edoméx requiere medidas urgentes, y que la verificación vehicular y la restricción de circulación buscan reducir emisiones y fomentar una cultura de responsabilidad ambiental, sin embargo, la información oficial sobre el tema, acentúa las sanciones económicas y administrativas, más que la construcción de alternativas viables para la ciudadanía.
Las multas que entrarán en vigor a partir del 01 de enero de 2026 y que rondan los 2,000 a 3,000 pesos pueden ser un incentivo para cumplir, pero también representan un golpe duro para quienes dependen de vehículos antiguos y carecen de recursos para renovarlos; en ese sentido, es obvio que la medida no será bien recibida por miles de mexiquenses que transitan por la región.
Asimismo, el programa no menciona acciones paralelas para fortalecer el transporte público, ni incentivos para la transición hacia tecnologías más limpias, y sin estas condiciones, el Hoy No Circula en el Valle de Toluca y Tianguistenco, es percibido como una imposición que castiga al ciudadano, en lugar de invitarlo a participar en una transformación colectiva hacia la movilidad sustentable.
Si el Gobierno mexiquense quiere que la ciudadanía se sume de manera genuina, debe acompañar estas restricciones con acciones como: educación ambiental, apoyos económicos y un transporte público eficiente, de lo contrario, el programa sólo será una carga más, y no una verdadera solución al problema de la contaminación.
En vísperas del arribo del 2026, el ciudadano mexiquense es quien continuará pagando los platos rotos de decisiones gubernamentales que carecen de sensibilidad social. Se le exige más, se le limita más, y se le ofrece menos. ¿Hasta cuándo, este modelo de gestión continuará sosteniéndose sin provocar un desgaste social más profundo?
Rastreando
El descarrilamiento del Tren Interoceánico con al menos 20 personas lesionadas, expone fallas graves en la seguridad y gestión de un proyecto que se ha presentado como estratégico para el desarrollo del Istmo de Tehuantepec. El descarrilamiento revela que los protocolos de mantenimiento y supervisión no han sido suficientes. Un tren con cientos de pasajeros no puede depender de medidas reactivas; la prevención es indispensable. Hasta ahora, las autoridades han ofrecido cifras preliminares y comunicados oficiales, pero no explicaciones claras sobre las causas técnicas de este hecho. La ciudadanía merece información precisa y oportuna...
El 2026 será un año interesante, nada menos que el preludio de la elección intermedia en el Edomex; un año político cargado de simbolismo y tensiones, más que un simple acontecimiento, se convertirá en un catalizador de debate sobre la legitimidad, la estrategia electoral y la percepción ciudadana. Si desde ya Morena Edomex no es capaz de meter orden y disciplina al interior de sus filas, todo el poder que ostenta, no será suficiente para evitar pérdida de territorio... ¡Feliz Año Nuevo!