Este sexenio bien podría ser recordado por la desaparición de la capacidad de indignación. Sí, esa que explotaron grupos políticos durante años para hacerse ver como los únicos poseedores de todas las soluciones a los problemas que vivía México por los pésimos trabajos que hicieron otras administraciones.
Parecería que la indignación solo pertenece a un grupo de mexicanos, que ahora disfrutan las mieles del poder, pero que no lo ejercen para tomar decisiones impopulares, pero necesarias, dejando ver la ineptitud de alguien que creyó que gobernar no tenía gran ciencia y solo con saliva desde la mañanera podría mandar en el país.
Ya falta menos para que el sexenio de Andrés Manuel López Obrador llegue a su fin, evidenciando su “personal estilo para gobernar”, aunque en este caso ese estilo signifique dividir a un país, con tal de obtener beneficio para su causa y de alguna manera perpetuar la llamada Cuarta Transformación a través de su corcholata, Claudia Sheinbaum.
Total eso de dar resultados está muy devaluado, los fieles seguirán emitiendo su voto por la 4T, aunque en el camino hayan perdido poder adquisitivo, o hayan sido víctimas de algún delito como la extorsión, o en su familia haya fallecido alguien por covid-19 o por falta de medicamentos, o el nivel en las escuelas públicas haya bajado un peldaño. En este momento la indignación está fuera de servicio entre las huestes guindas y la de sus aliados PVEM y PT.
Producto de esa división en el país, hoy los ciudadanos son los únicos que pueden exigir resultados, que le rindan cuentas sobre el desastre nacional. Sobre la pérdida de gran parte del territorio nacional que es dominada por los grupos criminales, sin el menor interés del gobierno en aplicar todo el peso del poder del Estado Mexicano. Lo he dicho en esta columna, no es la solución empezar a soltar balazos, pero sí los delincuentes tienen que sentir miedo de las fuerzas armadas y de seguridad de México.
Encuestas van y vienen, la mayoría dice que la candidata de AMLO va adelante, pero todas las encuestas tienen diversas maneras de leerse, cada quien saca provecho a las cifras que más le favorecen, así es. Pero a final de cuentas son los ciudadanos los que van a decidir en la soledad de la urna si extienden un poder a quien ofrece la continuidad de este gobierno o la alternativa que busca corregir el rumbo que México ha tomado. Nosotros tenemos la decisión, evaluemos bien.