Los casos de covid-19 en Guanajuato permanecen a la alza, ya son más de 16 mil 572 y contando, las defunciones van en 990. El municipio de León presenta una mayor incidencia de esta enfermedad y a todo esto hay que agregarle los mil 180 menores de edad infectados.
Los menores de edad son los más vulnerables ante la indolencia de los adultos, aquellos que no creen que exista el coronavirus, o no sienten que estén en peligro porque aún no conocen a un familiar cercano enfermo. Así es en muchos casos, hasta no ver, no creer.
Los niños dependen de sus padres y si estos no ponen los cuidados que se necesitan para enfrentar esta pandemia, los menores están en un grave aprieto.
Hasta el momento se han presentado cinco casos de menores que fallecieron por covid-19 en el estado de Guanajuato, el más reciente el de un bebé de 8 meses de edad. También se están presentando casos entre adolescentes, no solo entre los de mayor riesgo que son mayores de 50 años y que tienen comorbilidades como obesidad, tabaquismo, enfermedades crónicas, entre otras.
Creer que la edad es un factor para no considerar las medidas sanitarias sugeridas, es un error. Hay que considerar que hay otras personas en su hogar, que pertenecen a los sectores de la población más vulnerables.
Esto es como empezar a hablar del coronavirus. Como si estuviera empezando todo de nuevo, porque hay que recomendar medidas que se podría pensar que ya están bien entendidas, pero no es así.
Con la nueva normalidad decretada por el gobierno federal, a partir del 1 de junio, la gente salió del confinamiento para reactivar en algo la economía, pero en muchos casos algunos lo hicieron sin observar las medidas sanitarias.
Y por supuesto pasó lo que tenía que acontecer, los contagios se dispararon. En Guanajuato siguen a la alza y ahora ya es obligatorio el uso de cubrebocas en espacios públicos, con el riesgo de ser multado si no se porta la mascarilla.
Y vaya de ejemplo el arresto en San Miguel de Allende por 12 horas y una multa de mil 500 pesos de dos personas originarias de Querétaro, por negarse a usar el cubrebocas.
Se entiende que no es cómodo, pero a estas alturas es por solidaridad con los médicos y enfermeras que trabajan en los hospitales atendiendo a los pacientes de coronvirus, con los adultos mayores, con los adultos con comorbilidades, con los menores de edad y con uno mismo.
Hay que romper el ciclo de contagio, usemos el cubrebocas, aunque algunos solo se lo pongan cuando van a ver a Donald Trump. Pongamos nosotros el ejemplo.
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