Cuando la escuela NO es nuestra

  • Vertebral
  • Ángel Carrillo Romero

Laguna /

Aquel día, Anuel —un niño de apenas seis años— salió con sus compañeros a la clase de educación física en la escuela Cuauhtémoc, ubicada en un ejido de San Pedro de las Colonias, Coahuila. 

En algún momento, el maestro responsable no advirtió que el pequeño se había apartado del grupo. 

Anuel decidió ir a jugar a otra zona del patio, justo donde un particular construía una techumbre financiada con recursos del programa federal La Escuela es Nuestra, iniciativa que entrega fondos a los padres de familia para mejorar la infraestructura escolar.

En medio del juego, el niño se recargó sobre uno de los tubos de la estructura. 

El metal cedió, cayó encima de él y le arrebató la vida. Pese a los esfuerzos de maestros y personal administrativo por reanimarlo, nada pudieron hacer.

A medida que avanza la cronología de este caso, las preguntas se multiplican y las respuestas escasean.

La más elemental, y quizá la más dolorosa, es esta: ¿Cómo es posible que un programa federal transfiera dinero a comités de padres para ejecutar obras civiles sin supervisión técnica ni capacitación alguna?

 ¿Por qué la Secretaría de Educación de Coahuila no fue notificada de la construcción? 

¿Por qué los padres decidieron contratar a un improvisado albañil en lugar de una empresa con peritaje? ¿Dónde estaban las señales preventivas que exige cualquier obra en un entorno escolar? 

¿Y por qué, salvo el director, nadie se opuso a que los trabajos continuaran durante el horario de clases?

Se dice que el director había presentado varios oficios oponiéndose tajantemente a la construcción. Sin embargo, esos documentos no evitan la tragedia ni restituyen una vida. 

Ponga en un mismo escenario a un grupo de niños, una escuela pública, una obra en ejecución y una cadena de omisiones: el resultado, inevitablemente, es una tragedia anunciada.

Desde aquí, mi respeto y solidaridad a la familia de Anuel, que atraviesa un dolor inconmensurable.

Coincido con las palabras del fiscal de Coahuila, Federico Fernández: en este caso no debe haber impunidad. 

Por ahora, el responsable directo de la obra está detenido mientras avanza la investigación. 

Ojalá que, esta vez, la justicia llegue antes de que otra historia como la de Anuel vuelva a repetirse.


angel.carrillo@multimedios.com

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