Otra vez en fast track, la Cámara de Senadores aprobó el jueves pasado, con declaratoria de validez, la reforma en materia de inimpugnabilidad de las modificaciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es decir, a partir del viernes no habrá margen de anteponer recursos sobre lo consagrado en la Carta Magna, se trata de la Supremacía Constitucional.
¿Y sabe usted cuál es la coartada de la Cuarta Transformación?
La legalidad y validez de la elección del pasado dos de junio, cuando 36 millones de mexicanos avalaron el proyecto de continuidad de Morena y no solamente en el Gobierno Federal, sino que lo expandieron hasta el Congreso de la Unión, lo que naturalmente derivó en la reforma al Poder Judicial y lo anterior es totalmente legal, así es la democracia insisto, a pesar de que a muchos les pueda generar escozor, la realidad es que los mexicanos se pronunciaron y le otorgaron al Movimiento de Regeneración Nacional ese halo totalitario.
Ese argumento, el del resultado de la pasada elección, le da a la Cuarta Transformación la posibilidad de "charolear" con legitimidad, ahí, ni margen de especulación, ni oportunidad de ataque, ni perorata que opaque esa condición que los ha llevado a constituirse como la mayor fuerza política y gubernamental del país, los 36 millones de votos.
Las voces disidentes señalan que otros 23 millones de mexicanos no votaron por el proyecto del "segundo piso" y que con ellos hay que construir consensos, pero así es el principio de la república, la mayoría tiene la plena facultad de ejercer el poder, con la anuencia o no de los opositores, con esa holgura con la que hoy se mueven los integrantes de Morena en el ejecutivo, en el legislativo y en el futuro inmediato, en el judicial.
Solamente una cosa: Triste papel hace la oposición encarnada en Alejandro Moreno, el enquistado líder del Partido Revolucionario Institucional al protagonizar momentos tan penosos como el de justo el jueves por la noche, cuando a grito abierto, le exigía al ufano Gerardo Fernández Noroña que le otorgara la palabra, imagínese el nivel de discusión, "alguien" descompuesto ante Fernández Noroña, el maestro del histrionismo político, a lo que hemos llegado.
angel.carrillo@multimedios.com