Al otro día se abrieron las fronteras, siempre hay una esperanza.
A Walter Benjamin (Berlín, Alemania 1892, Portbou, España 1940) lo alcanzó su visión de la realidad, pudo viajar a España, pero la suerte se lo impidió.
Así comenzó una charla que tuve con la artista visual Patricia G. Santiago que dialoga con los asistentes a las pláticas sobre el pensador, crítico literario y traductor alemán de origen judío y su ensayo “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, escrito en 1936, sobre el aura de la experiencia de lo irrepetible y su relación con el valor que adquiere, o no, al ser exhibido.
Benjamin, dijo G. Santiago, escribió un texto sobre la obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, con el cine como ejemplo mesiánico que iba a liberar a las masas.
El filósofo, continuó la maestra de arte, fue impactado por el surgimiento del cine como forma de expresión, fueron contemporáneos y me imaginó que le marcó tanto como a mí el internet en los años 80 del siglo pasado.
El motivo de nuestra charla fue la serie de charlas que sobre el tema de la reproductibilidad en tiempos de la modernidad, dio en el Museo Arocena este mes y continuará el 2 y el 16 de octubre en colaboración con las amigas del museo.
Sobre su propuesta, Patricia G. Santiago me contó que se potenció la cuestión de la reproductibilidad de las obras de arte y en las sesiones pregunto a los asistentes sobre como estas lecturas impactan en la vida cotidiana y hablamos justo de los nuevos medios tecnológicos y la IA, que como dice nuestro autor, leemos a contrapelo esta cuestión de cosas sagradas en una sociedad que pretende ser laica, aunque sus fundamentos son muy religiosos.
Hay cosas que parecieran ser muy pensadas, racionales, conceptuales, pero está entretejida esta parte que no conocemos, lo metafísico.
Esto lo deja ver el ensayista en su vida y obra que está enarbolada en lo filosófico, aborda temas metafísicos que nos lleva a un pensamiento que identificamos cómo esta cuestión de lo que queremos tener control, se une a un pensamiento de que Walter Benjamin muestra como muy espiritual.
La conferencista señaló que el filósofo judío que huía de Alemania para ir a un país neutral, fue impedido porque no tenía un salvoconducto francés.
Y dejó escritos donde se adelantó a las teorías de la comunicación masiva, le preocupaban temas como el cine que auguraba salidas en la cotidianidad y reflexionaba sobre la forma en que las dos grandes guerras que vivió, afectaban a la sociedad.
Benjamin, dijo G. Santiago, ve a al arte en su era de la reproductibilidad técnica como elementos para emancipar a la gente, al estar al alcance de todos, como sucede hoy con el teléfono celular.
Pero, si se revisa a Benjamin, se encuentra que le preocupaba el empobrecimiento de la especie humana que en su vertiente citadina aceleró en la modernidad, a su juicio, su pauperización.
En estas charlas se reflexiona sobre cómo vivimos una era donde una reproducción de la Monalisa, de DaVinci, pudiera llegar a más gente por medio del cine, el collage, los nuevos recursos a partir de los nuevos medios, las formas se convierten en contenido.
Walter Benjamin estaba en esta visión mesiánica, iba a venir un arte como salvador del mundo, quiere que esta sacralidad llegue a todos, la dificultad es que la sustrae de esa sacralidad, la reproductibilidad lleva el riesgo de que si se repite mucho una cosa, pierde su significado; vemos todos que podemos acceder a esos nuevos medios en el celular, hay mucha información, mucha repetición y entonces los mensaje pierden la sacralidad.
La conferencista agrega que en el montaje de la modernidad vemos algo muy trágico y de pronto un meme de un gato.
Vaya a estas charlas donde se abordarán a otros autores y se subrayará u aspecto que preocupó a Benjamin, como la estética de la guerra, que tiene que ver con valores estéticos, morales donde n nuestra lógica tiene que ver con la publicidad y lo bélico.
Platique con una artista que piensa que hay que estar a contra corriente sin perder la esperanza.