En promedio existe un número considerable de compositores nacidos o radicados en el Estado de Jalisco y que actualmente ejercen su trabajo en el género de la música de concierto, es decir, escribiendo partituras de música de cámara, para diversos instrumentos, pianística, vocal, y sobre todo obras para orquesta sinfónica. Con una producción extensa en cada uno de sus respectivos catálogos, nuestros compositores no han visto reflejado el apoyo real para difundir y dar a conocer sus creaciones. El ejemplo por demás evidente es la escasa discografía para registrar sus piezas, a sabiendas que patentar la música en una grabación permite su permanencia en el tiempo, amén de los vínculos que se establecen con un público cautivo, sumando el interés de estudiosos investigadores sobre el tema. (La grabación discográfica es para el compositor lo que un libro para el escritor). En el caso de la programación de conciertos regulares con Filarmónica de Jalisco (excluyendo los pormenores del confinamiento actual), sigue siendo mínimo el apoyo que se le brinda al compositor local para incluir e interpretar sus partituras sinfónicas en temporadas regulares, salvo aquellos conciertos denominados “especiales”. Así las cosas, contamos con documentos orquestales aún desconocidos de autores como Domingo Lobato, Hermilio Hernández, Víctor Manuel Medeles, Pedro Barboza, Austreberto Chaires, Julieta Marón, Marisol Jiménez, quienes representan generaciones y estilos diversos en la historia reciente de la música en Jalisco. Por todo ello es verdaderamente lamentable ignorar valores aquí contenidos. De manera similar, y haciendo referencia a una labor editorial para publicar sus partituras, el caso se hace más sombrío, demostrando que no existe en nuestro Estado una política cultural para la música de concierto con miras a reunir un amplio catálogo de partituras publicadas; a fin de cuentas éste viene a ser el documento más importante en la producción de un compositor: es el enlace directo con el intérprete. Sin partitura la música no logra su resonancia. El presente diagnóstico no pretende dejar en la política cultural del gobierno toda la responsabilidad para subsanar dichas carencias puesto que está demostrado cómo cada uno de los músicos y compositores trabajan por su cuenta, con sus propios medios y recursos económicos para organizar conciertos, grabar algunos discos y editar sus partituras. Lo que sí se desea es que el Estado, a través de su Secretaría de Cultura, haga valer tal corresponsabilidad, su compromiso en el hecho de proteger y difundir el patrimonio de nuestra música. No se pretende la dádiva, sino el convenio directo con músicos (compositores e intérpretes) para sumar esfuerzos a lo ya realizado, a lo que aún podemos hacer juntos por la Música de Concierto en Jalisco, tal y como lo dicta la Ley General de Cultura y Derechos Culturales emanada de nuestra Constitución. Es lo justo.
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