En los últimos meses, algunas personas nos hemos cuestionado sobre la violencia ejercida contra mujeres y niñas.
Once mujeres mueren diariamente en nuestro país, y cada vez con mayor crueldad.
Los feminicidios, son motivo de gran preocupación para estado y sociedad. Especialmente los gobiernos municipales, deben revisar sus políticas de prevención, ya que son la parte de la solución que les compete y, donde se ve con claridad, sus nichos de oportunidad.
Pero más allá de la reacción gubernamental, comparto nuestro esfuerzo, la respuesta que decidimos dar a la ola de violencia, cada vez más cruel contra las mujeres: la formación de nuevas generaciones humanas.
Con el deseo de aportar a una sociedad libre de violencia, iniciamos hace unos días, la Escuelita de Formación en Ciudadanía y Derechos Humanos, para niñas, niños y adolescentes.
Esperando contribuir, al desarrollo de infancias felices. Niñas libres, rebeldes y curiosas, formadas para evitar la dependencia emocional o económica, al contrario que sean independientes, niñas audaces y ambiciosas.
Y, niños, a los que no se les exija demostrar su hombría con violencia, que vivan como un hecho natural el compartir el poder con otras personas -especialmente mujeres y niñas- en el mosaico social que somos.
Que sean libres de mostrar sus emociones, sin ser juzgados por ello, que descubran el amor y el placer en el servicio a los demás, en la corresponsabilidad, en el manejo de casa y el trabajo de cuidados.
Niños y adolescentes que vean a las mujeres como semejantes y sujetas de derechos, no como objetos.
Que protejan al planeta. Que respeten la diversidad humana. Que sepan dirimir sus diferencias, sin rudeza. Que sepan escuchar, consensar y actuar en consecuencia para beneficio colectivo.
Niños que, al crecer, no inspiren temor a nadie. Infancias y adolescencias que identifiquen la importancia de los vínculos que unen a la comunidad como antídoto contra la violencia.
Ante el dolor, he aquí nuestra respuesta a la barbarie.
@INCIDE FEMME