Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y forense, acuñó el término “violencia vicaria” en 2012, definiéndolo así: “es aquella violencia contra la mujer que ejerce el hombre violento, utilizando como objeto a las hijas e hijos para dañar a la madre”.
El objetivo es control y dominio sobre la mujer en una relación donde existe desigualdad y asimetrías de poder. Es el dolor extremo que los padres causan a sus parejas o ex parejas a través de la descendencia.
Antes de vivir violencia vicaria, las mujeres experimentaron otras violencias, sobre todo física, psicológica, sexual, económica y patrimonial. La violencia vicaria puede iniciar en el momento de la separación por el dominio que el padre quiere mantener a toda costa sobre su ex pareja, al sentirse dueño de ella.
La violencia vicaria se sostiene por omisiones y negligencias de las autoridades que permiten la impunidad de los padres.
Pues son las mismas autoridades quienes con sus malas prácticas favorecen a los maltratadores, realizando, por ejemplo, acciones como exigir a las madres peritajes psicológicos, mientras a los padres no los molestan con esos estudios; ellos tienen y retienen a sus hijos e hijas, sin que se haya comprobado que son aptos para la crianza y la convivencia.
Por tanto, la violencia vicaria se alimenta de la violencia institucional, la que comete el funcionariado contra las mujeres al no actuar con perspectiva de género y no respetar el debido proceso.
Las consecuencias en la vida de las madres y sus hijos e hijas pueden ser psicológicas, al presentar estrés postraumático, ansiedad, crisis de pánico y depresión, entre otras; físicas: migraña, hipertensión, enfermedades degenerativas, malestar general, pérdida del apetito, cambio en los patrones de sueño; económicas:
las mujeres se empobrecen al no poder cumplir con jornadas laborales por atender el proceso de recuperación de sus niños y niñas, pero sí tienen grandes erogaciones.
La violencia vicaria está tipificada en nuestro país en Zacateas, Estado de México, Hidalgo y Yucatán.
Cabe la pregunta ¿en Coahuila, para cuándo?
@incide femme