Durante el mes de marzo, el discurso más pronunciado por los actores políticos es el de equidad de género; los partidos políticos realizan eventos y pronunciamientos a favor de brindar mayores oportunidades a las mujeres.
A pesar de lo anterior, existe una gran distancia entre lo que se dice y entre lo que se hace.Las cifras así lo demuestran: de 32 entidades federativas, únicamente una es Gobernada por una mujer; de 2,457 presidencias municipales, únicamente 178 son encabezadas por una mujer; en el gabinete del Poder Ejecutivo, de 20 dependencias, únicamente en 3 casos encontraremos a una mujer.
En el Poder legislativo federal, en la Cámara Alta, tenemos 48 Senadoras frente a 80 Senadores, es decir tenemos apenas una tercera parte de integrantes mujeres.
En la composición de la Cámara de diputados, la reforma al artículo 41 constitucional del 10 de febrero de 2014, permitió que el equilibrio en la composición mejorara, ya que de 500 integrantes 212 son mujeres.
A pesar de ello, existe un dato adicional que demuestra que a pesar del mandato constitucional, en los partidos políticos sigue existiendo una visión que favorece a los hombres por encima de las mujeres, y me refiero a la representación proporcional.
La representación proporcional en México funciona a través de listas cerradas y bloqueadas, esto significa que los partidos políticos deciden el orden de sus candidatos y la ciudadanía únicamente vota estas listas en su respectiva circunscripción.
Ahora bien, para materializar el principio de equidad de género, los partidos políticos deben postular en cada circunscripción a veinte hombres y veinte mujeres. Para evitar el caso de las “juanitas” se estableció además que la suplente de las candidatas tendría que ser también mujer.
Con el objetivo de evitar que las mujeres fueran colocadas en los últimos lugares de las listas y que solo ingresaran hombres al Congreso, se decidió que las listas tendrían que estar intercaladas.
Para intercalar las listas, los partidos políticos tenían dos opciones, empezar por una mujer, de modo que el número uno sería mujer, el dos hombre, el tres mujer, y así sucesivamente; o bien empezar por un hombre, de modo que el número dos sería mujer, el tres hombre y así sucesivamente.
Sin embargo, si realizamos un análisis de los primeros lugares presentados en las listas de representación proporcional por los partidos políticos que superaron el umbral del 3% en el proceso electoral 2014-2015 obtenemos lo siguiente:
De 40 combinaciones posibles, únicamente en 5 listas encontraremos mujeres registradas en el primer lugar.
En la primera circunscripción, todos los partidos políticos registraron hombre en el primer lugar.
Los partidos políticos PAN, PRI, PRD y PES registraron en el primer lugar de sus listas de las cinco circunscripciones únicamente a hombres.
Los partidos políticos PVEM, MC y Morena registraron únicamente en una circunscripción a una mujer como primer lugar y Nueva Alianza lo hizo en dos casos.
Este simple ejercicio demuestra que los partidos políticos siguen colocando en sus primeras posiciones a los hombres y dejando a las mujeres en un segundo lugar.
Si bien es cierto que gracias al principio de paridad en la postulación de candidatos establecido en el artículo 41 constitucional, el segundo lugar de todas las listas corresponde a una mujer; el efecto que se obtiene en los casos en los que los diputados obtenidos por el principio de representación proporcional que cierran en un número non, originan que exista mayor número de diputados que de diputadas.
Es decir, en la práctica los partidos políticos siguen favoreciendo más a los hombres que a las mujeres, y ello se ve reflejado en la composición de los cargos de representación popular, es decir no existe una igualdad sustantiva.
Una de las soluciones sería establecerla obligación para que los partidos políticos registren en el primer lugar de sus listas a una mujer, sin embargo ello sería solo la solución a un problema y seguir realizando leyes para todo. En realidad el conflicto se encuentra en la cultura política de los líderes de los partidos políticos.
Es a través de las listas “pluris” como los partidos políticos podrían demostrar en los hechos el interés que tienen por fortalecer la participación de la mujer, y no seguir utilizando el mes de marzo para el discurso y las promesas de mayores oportunidades para el género femenino.