El Presidente Donald Trump ha tomado su decisión sobre quién será el próximo embajador de los Estados Unidos en México. El ungido es Ronald Johnson, conocido como Ron Johnson. Ron es un ex militar y miembro destacado de las Fuerzas Especiales. Durante su carrera militar ocupó diversos puestos de mando. Pasó parte de su carrera en el Comando Sur, dirigiendo operaciones de combate en El Salvador durante la guerra civil en los años 80 y en los Balcanes en los años 90 como alto oficial. Habla español con fluidez gracias a su experiencia en América Latina. Tras su carrera militar trabajó durante 20 años en la CIA, participando en operaciones globales integradas con unidades de misiones especiales. Fue embajador en El Salvador durante la primera presidencia de Trump, donde expresó posturas críticas sobre la migración irregular y la influencia de China en la región, además de que acompañó políticas duras en contra del crimen organizado y la migración indocumentada, de la mano del Presidente Bukele.
El perfil de Ron Johnson no deja lugar a dudas sobre la misión que vendrá a cumplir en México. No se necesita ser demasiado brillante para entender que viene a ejecutar instrucciones directas respecto a los dos principales temas que el Presidente Trump tiene en contra de México: migración y crimen organizado. No se involucrará mucho en comercio, pues Trump entiende que, aunque el tema comercial sirve como moneda de cambio en sus negociaciones, en el fondo no tiene tanto margen de maniobra debido a las interdependencias creadas por las cadenas de valor norteamericanas. Sin embargo, en los temas de migración y crimen organizado, el margen de acción de Trump es significativo, y Ron será clave para garantizar resultados en esas áreas.
Además, hay que considerar un componente jurídico que amplifica esta capacidad de acción: la reciente enmienda a la Sección 702 de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés). Esta enmienda permite al gobierno estadounidense realizar vigilancia específica sobre personas extranjeras fuera de Estados Unidos, sin necesidad de justificar una amenaza directa a la seguridad nacional. Este cambio otorga un margen legal interno a Trump para investigar a quien desee, y con la experiencia de Ron en operaciones de inteligencia, se cierra un círculo estratégico.
Así, Trump está construyendo una pinza de cuatro picos para presionar a México desde distintos ángulos: migración, crimen organizado, comercio e inteligencia. México, con sus vulnerabilidades en estas áreas, enfrenta un reto monumental. La única solución viable será fortalecer estos frentes desde dentro, transformando los actuales pasivos estratégicos en fortalezas capaces de resistir estas presiones externas. Y hasta aquí la opinión binacional de tu Sala de Consejo semanal.