Estados Unidos tiene un nuevo presidente. Uno que no es en realidad tan nuevo, porque ya lo conocemos. Lo que quizá sí es nuevo, son sus prioridades. Donald Trump ha regresado al poder con un enfoque claro: priorizar los intereses estadounidenses, a partir de modificar estructuras tanto internas como externas.
Curiosamente y, contrario a lo que su forma de ser y hacer podrían indicar, su visión comienza por lo cultural. Desde su perspectiva, la misión histórica que está llamado a cumplir es la redefinición urgente de las normas culturales liberales que, como él afirma, están hundiendo a Estados Unidos en el libertinaje. Para Trump, la pérdida de los valores tradicionales que edificaron el modo de vida estadounidense es el talón de Aquiles de su país. Por ello, es que iniciará por implementar cambios radicales a varias estructuras sociales, empezando por la educación y el reconocimiento de derechos minoritarios.
En lo económico, Trump también tiene planes claros. Además de la reducción drástica de impuestos corporativos, para impulsar la economía, removerá gran parte de la regulación que considera un estorbo para el desarrollo empresarial.
En el escenario global, Trump hereda un contexto particular. Aunque Estados Unidos sigue siendo el país más poderoso del mundo, los años de la administración Biden estuvieron marcados por un creciente empoderamiento del eje Rusia-China, que respaldados por aliados diversos, han desafiado a Occidente casi sin limitaciones. Como resultado, la posición de Estados Unidos y sus aliados europeos es relativamente débil, en un mundo que hoy los respeta menos. Trump ha prometido revertir esta situación, a partir de redefinir las relaciones económicas, comerciales, políticas y militares con el mundo, imponiendo un enfoque más unilateral en los intereses estadounidenses y replanteando los compromisos exteriores.
De acuerdo con los analistas internacionales, México es el país que más riesgos corre con el regreso de Trump. No estoy de acuerdo. Los primeros acercamientos de Trump con la presidenta Sheinbaum han sido constructivos. En esas llamadas, el gobierno mexicano ha mantenido una postura clara: exigir respeto mientras reafirma su pertenencia al bloque norteamericano. Además de lo económico, los temas de cárteles y migración, que tanto preocupan a Trump, también han sido abordados con claridad por Sheinbaum, ofreciendo cooperación eficiente y colaboración eficaz. Con este enfoque pragmático, México terminará por presentarse como un aliado confiable, que irá convirtiendo lo que hoy son aparentes vulnerabilidades en claras fortalezas. Es decir, la diplomacia del día a día puede transformar las tensiones iniciales que parecen haber surgido, en una cercanía estratégica que tengo la certeza que surgirá. Y hasta aquí el análisis bilateral de tu Sala de Consejo semanal.