Educación: motor para el crecimiento de las naciones

  • Columna de Aurelio Nuño Mayer
  • Aurelio Nuño Mayer

México /


Esta semana tuve la oportunidad de visitar Alemania y Francia, dos países con los que México mantiene una importante relación económica y cultural. En todos los foros en los que participé encontré un consenso firme en torno a una premisa fundamental: el futuro de las naciones depende de la importancia que concedan a la educación de sus nuevas generaciones.

El lunes tuve el honor de asistir al 67 Encuentro de Premios Nobel en Lindau, Alemania. Este foro se celebra anualmente y es considerado uno de los más importantes para el intercambio científico en el mundo.

Este año México fue el invitado de honor y participaron más de 30 ganadores del premio Nobel, incluido el mexicano Mario Molina, y más de 400 investigadores de 76 países. Ante este distinguido auditorio, tuve oportunidad de exponer algunos de los motivos que tenemos los mexicanos para sentirnos muy orgullosos.

El primero se encontraba en la audiencia, representado por los 10 jóvenes investigadores mexicanos que participaron en el foro y que son ejemplo del talento que abunda en nuestro país. Como ellos, la mitad de nuestra población tiene menos de 30 años (la edad promedio es 27), lo que nos convierte en una nación joven con un gran potencial.

El segundo es nuestro dinamismo económico. México tiene una economía vibrante con un valor superior a 1.1 billones de dólares, fundada en la estabilidad y la apertura al mundo. Según algunas estimaciones, México será la séptima economía más importante del mundo en 2050. El reto es mantener este dinamismo y consolidar nuestra posición en la economía global a partir de una apuesta decidida por el capital humano.

Una tercera fuente de fortaleza es la riqueza natural de nuestro territorio. Con alrededor de 10 por ciento de las especies que se encuentran en la Tierra, México es uno de los pocos países megadiversos del mundo.

Por eso asumimos nuestra responsabilidad para preservar el ambiente y combatir el cambio climático, con medidas para reducir nuestra dependencia del petróleo y aumentar la producción de energía limpia.

Para lograr aprovechar al máximo nuestras ventajas competitivas como país joven, dinámico y megadiverso, es fundamental sustentar nuestro proyecto de nación en una educación de calidad y una inversión creciente en ciencia y tecnología.

Esta ha sido la visión del presidente Enrique Peña Nieto desde el inicio de su gobierno y es la encomienda con la que trabajamos todos los días desde la Secretaría de Educación Pública.

Tras la llegada de Emmanuel Macron a la presidencia, Francia está por emprender una renovación de su sistema educativo con importantes coincidencias con la que impulsamos en México. Por eso agradecí mucho que el recién nombrado ministro de Educación Nacional de Francia, Jean Michel Blanquer, nos recibiera el martes en París.

El ministro Blanquer compartió conmigo los rasgos principales de la transformación educativa que está por emprender y conversamos sobre la experiencia de México en esta materia. Hablamos sobre la formación que requieren nuestros niños y jóvenes para ser exitosos en el siglo XXI y coincidimos en la importancia de contar con una educación básica sólida, centrada en aprendizajes clave, que permita a las nuevas generaciones aprender a lo largo de toda su vida.

Tanto para Francia como para México es fundamental que los estudiantes adquieran confianza en sí mismos y aprendan a trabajar en equipo, para que puedan crecer libres y felices.

En este sentido, nuestros proyectos educativos convergen en que debe otorgarse un lugar primordial al desarrollo de habilidades socioemocionales, pero más aún, en que todos los niños y jóvenes, sin distingo alguno, tengan las mismas oportunidades de una educación que les permita desarrollar todos sus talentos y capacidades.

Acordamos seguir fortaleciendo nuestra cooperación en materia de movilidad e intercambio académico, ya que Francia es el tercer país receptor de estudiantes y maestros mexicanos, después de Estados Unidos y Canadá.

Finalmente coincidimos en que la puesta en marcha del nuevo modelo educativo representa una oportunidad única para emprender nuevos proyectos, por ejemplo programas pilotos conjuntos orientados a desarrollar la innovación y el pensamiento científico.

No hay caminos fáciles ni soluciones inmediatas para llegar al desarrollo. Las transformaciones sociales toman tiempo y requieren compromiso, responsabilidad y continuidad.

Los mexicanos tenemos claro que la educación, la ciencia y la tecnología son la clave para tener una nación más próspera, con ciudadanos felices y productivos. Esa es la ruta en la que debemos perseverar para lograr que México sea una de las naciones más exitosas del siglo XXI.

*Secretario de Educación Pública.

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