Picasso se viste de Chanel

Laguna /

La cotidianeidad es estética. Iniciar el día es abrir un frasco de perfume, darle un significado distinto al olor de la piel, y vestirse para ese escenario incesante de la existencia, es una declaración de vida: soy lo que traigo puesto. 

Los estetas se reúnen atraídos por el destino, Picasso, Coco Chanel y Cocteau, construían su visión estética de la realidad y esa visión los atrajo, la vida como tal nunca fue suficiente. 

Entre guerras, con la certeza de un desastre y la ignorancia de la próxima tragedia, la inteligencia, la creatividad y el arte eran la única salida. 

En la exposición Picasso y Chanel, en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, exhibe la relación creativa que mantuvieron los dos artistas. Llegué a la conclusión de que los mortales son aquellos que no toman riesgos, los que saltan al vacío son eternos.

La exposición reúne los diseños originales, vestidos y accesorios que realizó Chanel influenciada en las pinturas de Picasso, y que permanecen vigentes en las colecciones contemporáneas de la firma. 

Es la vida, es una forma de mirar el mundo, las pinturas son naturalezas muertas, ángulos urbanos, collages, no hay esos “grandes temas” oenegeros de hoy, las creaciones de Chanel son para el día a día, estos artistas reconstruyeron la individualidad alrededor de la estética, para que soportáramos nuestra propia presencia. 

El arte y la moda son la fuga hacia un sitio de gozo, de aceptación con el presente. La elegancia es equilibrio, la composición de Picasso, los colores y cortes de Chanel, el estilo es la verdad que se asimila como absoluta.

Trabajaron juntos en dos puestas en escena de Cocteau, para su versión de la tragedia Antígona, Picasso realizó los telones y Chanel el vestuario. Mi tragedia es no haber estado ahí en ese momento, ver ese espectáculo.

Cocteau le comisiona los vestuarios, las hijas de un rey deben llevar la “elegancia hasta el extremo de morir”, ella lo consigue con tonalidades neutras y líneas clásicas, inspirada en urnas griegas. La fórmula infalible.

Sin embargo, la excentricidad también alcanza la elegancia, para el ballet El Tren Azul. Les Ballets Rusos dirigidos por Serguei Diághilev lo estrenaron en 1920. 

Libreto de Cocteau, telones de Picasso de la pintura Dos muchachas corriendo en la playa, las casetas de la playa son obras cubistas del escultor Henri Laurens. 

La escena trascurre en las playas de la Costa Azul en donde una juventud dorada, bella, rica y deportista disfruta del sol y sus amantes. Lúdica y circense se asemeja a los cuentos de Scott Fitzgerald, pero sin alcohol. 

El vestuario fue la colección deportiva de verano de Chanel, un gran éxito. 

El público veía por primea vez una pasarela con coreografía y argumento. No entiendo cómo no vuelven hacer algo así para presentar una colección de ropa.

Olga, la esposa de Picasso, vestía los diseños de Chanel, era su seguidora total, creo que eso aligeraba sus ataques de celos y desequilibrio emocional. Llorar elegante es ya un consuelo. 

La exposición es una lección de cómo estar en la existencia con una postura estética y al fin aceptar lo que dijo Coco: “la poesía de la moda es crear una ilusión”.

Por Avelina Lésper 

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  • Avelina Lésper
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