Inversiones: diferentes perspectivas para diferentes horizontes

Ciudad de México /

Transcurridos los primeros dos meses de 2025, los mercados financieros han observado una creciente volatilidad, producto de los cambios fundamentales tanto en el entorno geopolítico como en la macroeconomía global. Esto se suma a las megafuerzas, como la inteligencia artificial (IA), que están moldeando las perspectivas de los inversionistas y que pueden dar lugar a diferentes visiones dependiendo del horizonte considerado.

La transformación económica impulsada por megafuerzas puede seguir impactando la tendencia a largo plazo, y con ello limitar la convicción sobre las métricas de valorización de las empresas, sobre todo las tecnológicas. Esto ha sido fuente de preocupación para muchos inversionistas, al alcanzar las acciones estadunidenses máximos históricos. Pero es importante reconocer la dificultad de determinar la valorización apropiada para una empresa durante un proceso tan profundo de cambio, como es la IA. Por otro lado, la actual situación macroeconómica ―con la política comercial de Estados Unidos alcanzando los mayores niveles de incertidumbre en más de 60 años― también hace difícil tener una perspectiva a un horizonte mayor de tiempo.

Un camino para abordar el desafío de invertir en tales condiciones es asignarle un mayor peso en las decisiones a perspectivas tácticas de seis a 12 meses. Esto permite a los inversionistas ser ágiles para responder a cambios inesperados de escenario, que caracterizan situaciones de alta incertidumbre. Por ejemplo, un escenario base razonable para este año es que las utilidades de las empresas de Estados Unidos se mantengan sólidas y que se amplíen los beneficiarios de la IA, más allá de las tecnológicas. Pero la aplicación de políticas económicas en ese país que generen presiones inflacionarias o una desaceleración de la actividad, pueden resultar en un escenario diferente, que requiera ajustes en las decisiones de inversión, que no se realizarían si solo se observa el largo plazo.

Pero eso no significa que no haya que mirar más allá de lo inmediato. A mediano y largo plazos, las decisiones de inversión tienen que reflejar el potencial de las transformaciones impulsadas por megafuerzas como la IA o el cambio climático. Una manera de abordar esta perspectiva es incluir oportunidades en mercados privados, como deuda privada o infraestructura, que se encuentran en la intersección de varias megafuerzas. Los precios de estos son menos sensibles a la coyuntura, aunque no son inmunes a la incertidumbre a largo plazo. También son alternativas de inversión complejas, con niveles de riesgo que pueden ser altos y con restricción de liquidez, por lo que pueden no ser adecuados para todo tipo de inversionistas.

Sin duda, megafuerzas como la IA y los sólidos fundamentos corporativos hasta ahora dan sustento a una mayor inversión en el mercado bursátil estadunidense, incluso con la gran incertidumbre política a largo plazo. Pero hay que mantenerse atentos a que un cambio de escenario lleve a un ajuste en esa visión. Al mismo tiempo, una óptica de mayor plazo abre la consideración de activos en mercados privados, si el perfil del inversionista así lo permite.


  • Axel Christensen
  • Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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