Nuestro estado, cuna de la Independencia, sigue padeciendo ahora en pleno inicio del mes patrio. Catalogado como el estado más violento por la cantidad de homicidios dolosos, se siguen registrando hechos preocupantes desde la esfera política hasta la social. Recordemos que en el transcurso de este año y durante el anterior hubo casos de alta visibilidad que retratan la situación convulsa de la región, involucrando sobre todo a políticos y jóvenes.
Al tratar el tema en este espacio la intención no es alertar ni ser amarillistas, tampoco intentar señalar responsables, sino solamente analizar qué es lo que sucede y, sobre todo, visibilizar la situación real de nuestro estado para que no sea ignorada, para que no pase por alto algo que nos duele a todos, guanajuatenses o no, todos tenemos la obligación de conocer estos hechos para así poder exigir con más responsabilidad y crítica a quien está al mando.
Revisemos algunos datos. Casi 700 fosas clandestinas encontradas en Guanajuato, siendo Irapuato, Salamanca y Juventino Rosas los tres principales con estos hallazgos. Las personas desaparecidas pasaron de 621 a más de 4 mil de 2018 a 2024 siendo Celaya, Irapuato y León los lugares con mayores cifras.
Además de esto, el 4 de septiembre, fue asesinado Isaac Ortega, secretario del Ayuntamiento de Comonfort, apenas unos días después de que el hijo del alcalde fuera también víctima de un ataque armado. Esto se suma a muchos otros casos de violencia política que han desestabilizado al estado y que han entorpecido transiciones y lograr una organización administrativa sólida.
Todo esto, como ya lo hemos visto anteriormente, se debe a un desplazamiento del crimen organizado hacia esta región que se ha vuelto punto estratégico de interés y dominio entre los diferentes grupos criminales que, en combinación con gobiernos débiles, se han ido apropiando de zonas grises para plantarse y ganar poder. El gobierno, tanto a nivel federal y estatal, tiene que estar ideando ya una estrategia renovada de seguridad que busque, en primer lugar, llegar a estas zonas grises y plantar una administración sólida que, por medio de la organización y presencia, logre ahuyentar a los delincuentes y obstruir sus modus operandi. Guanajuato será el gran reto para la nueva administración, sus resultados, la reducción de la violencia y la tranquilidad de su gente será un buen punto de partida para justificar si representan una esperanza para el país.