La Liga MX agoniza de codicia. Un país de 130 millones de habitantes, 73% de ellos interesados en el futbol (pónganle unos 93 millones de futboleros) y sexto en el mundo con más futbolistas federados (8 millones y medio, de acuerdo con el censo de 2006) ha sido incapaz de convencer más que a un puñado de nuestros 173 mil millonarios (censo del Credit Suisse, 2019) que vale la pena invertir en el futbol. Entrarle a un negocio infestado de comisiones, dobles contratos y un ridículo cuaderno de requisitos que no se exige ni en la Premier League parece peor idea que abrir una hamburguesería en Sicilia.
La primera división tiene 18 clubes en manos de 14 dueños y descontando. En la segunda división (Liga de Ascenso) sobreviven malamente 12 equipos, tres de ellos sucursales de las tres principales cadenas multipropietarias del país (Dorados (Tijuana-Querétaro), Mineros (Pachuca-León) y Tampico Madero (Santos-Atlas)). Todos menos Correcaminos cambian de sede o propietario cada dos o tres años. Y nadie se inmuta: a menor gente sentada en la mesa, mayor tajada del pastel.
El beneficio es que la mayoría de los clubes están preparados para pagar grandes sueldos. Lo que inhibe a varios futbolistas mexicanos de probar suerte en otros lados. No son demasiados los equipos de Europa que pueden igualar sus prestaciones. Y los que no son lo suficientemente buenos como para dar el gran salto, pero que podrían darlo si desarrollaran su potencial en equipos europeos de medio pelo que no pueden permitirse el lujo de tenerlos, se estancan en una liga que por su alcance económico atrae a un montón de extranjeros, algunos de ellos de calidad.
De modo paralelo, la MLS por fin ha entendido el potencial de atraer futbolistas mexicanos aún lejos del retiro. Mientras en México mueren equipos como moscas, en EE.UU. no dejan de expandirse. Cierto es que su cultura del no descenso y ese calendario sin sincronía respecto al resto del mundo le hace una liga muy poco atractiva. Y a mayor número de equipos, menor calidad concentrada en los planteles.
Una gran liga norteamericana con ascensos y descensos solucionaría los dilemas deportivos de MLS y Liga MX. ¿Faltan inversores en México? ¡Sobran en EE.UU.! ¿Carecen de cultura balompédica en Estados Unidos? ¡Dejen les enseñamos! ¿Necesitan futbolistas aztecas para atraer al mercado mexicano? ¡Ténganlos a granel! ¿La MLS nos está quitando jugadores? ¡Compartámolos, mejor!
Sé de sobra que la idea es demasiado buena para cerebros tan obtusos. Aunque escribir despierto nada cuesta.