Lo que parecía una estupenda oportunidad de negocio se ha convertido para Grupo ADO en una pesadilla.
No me refiero por ahora a la necesaria cancelación de corridas del transportista en el sureste mexicano, donde no ha visto la suya por cuestiones como la caída en el precio del crudo, que ha afectado sus operaciones en zonas petroleras.
Tampoco por los bloqueos carreteros en partes de Oaxaca, Veracruz, Tabasco o Chiapas, donde se basa gran parte del hacer de Autobuses de Oriente.
Esta vez lo que preocupa a ADO es que nada se mueve en el caso de la cancelación de la concesión que por medio de su subsidiaria española Avanza había ganado para manejar el transporte urbano en Lisboa, Portugal.
Como se recordará, Avanza y su socio Metro había obtenido la concesión, valuada en mil 75 millones de dólares en junio del año pasado para manejar el Metro de Lisboa y la red de autobuses urbanos Carris por medio de Avanza.
Eso fue durante el mandato del primer ministro Passos Coello (centro-derecha), quien mandaba en el país peninsular. Pero ante la entrada de un nuevo gobierno, de Antonio Costa, de corte socialista, Avanza sufrió la cancelación de los contratos ya firmados.
Las pérdidas para ADO Avanza por este negocio rondarían los 200 millones de euros.
Ante ello, Luis Fernando Lozano ha dicho que ADO Avanza ha gastado tiempo, dinero y esfuerzo y que por ello impugnará la decisión del gobierno portugués, a la que califica como una “seria violación de las leyes”.
Ya antes, ADO tuvo el respaldo del embajador en Lisboa, Alfredo Pérez Bravo, quien dijo que al gobierno mexicano le preocupa “la repentina cancelación” de la concesión.
La privatización de esas redes de transporte urbano se realizaron siguiendo acuerdos establecidos con la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, por lo que el Estado portugués también perdería una cantidad similar a la de ADO en cuanto a apoyos y subsidios.
¿Qué buscan ADO y el gobierno mexicano? Que Portugal se manifieste por un “interés común de mantener un ambiente propicio para el aumento de las relaciones económicas” entre las dos naciones.
Y, sobre todo, que en tierras lisboetas se pueda cantar la inmortal del Tri: Estoy esperando mi camión en la terminal del ADO.
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