Cuando tenía 4 años, Rajah Kumar quedó fascinado en un mercado en Bangalore viendo cómo la gente compraba pequeñas baterías y para probarlas usaban una tira de papel metálico y con eso se encendía una luz. Le pidió a su mamá que le comprara una y fue ‘la chispa adecuada’ que lo orilló a la ciencia, a la tecnología y lo convirtió en un inventor serial. A sus más de 50 años, como investigador en física, microelectrónica, nanotecnología y biofísica ha patentado más de 60 soluciones tanto para salud como para el medioambiente.
Kumar es un científico que ha sabido hacer ‘conexiones’ diferentes: aplica sus conocimientos de ingeniería eléctrica al funcionamiento del cuerpo y ha estudiado los efectos electromagnéticos y su capacidad para interactuar con las células y las proteínas.
Conocí personalmente a Kumar hace tres años, cuando descubrí que uno de sus inventos, el Cytotron, podía servir para mi hijo con parálisis cerebral. Este dispositivo es capaz de regenerar tejidos dañados, en este caso en el cerebro. Y fue un hallazgo brutal.
“Creo que para poder cambiar las cosas hay que aproximarse a ellas desde otras formas de pensar”, recuerdo que me dijo en una de las charlas que tuvimos.
Acaba de presentar hace pocos días un dispositivo que es tan disruptivo como sus otros inventos: el Shycocan. Y nuevamente usa sus conocimientos de proteínas y electricidad para desactivar en el aire las moléculas del virus SARS-Cov 2.
Similar a un ventilador, este aparato emite al aire una nube imperceptible de electrones que desactivan la capacidad de infección del virus. ¿Qué tienen que ver los electrones con el covid-19? Mucho, porque los picos en la superficie de cada partícula del virus (por los cuales se llama coronavirus) poseen una proteína (S) con carga positiva y el mecanismo que usa el virus para infectar una célula sana es buscando hacer conexión en un punto con carga negativa en la superficie de una célula.
Es como una clavija y su contacto. Si una partícula de SARS-Cov2 encuentra en el aire (antes de ingresar al cuerpo de una persona) un electrón que se pegue a su corona, pierde su capacidad de infectar y queda desactivado. Según pruebas de laboratorio en espacios cerrados, el aire inundado de electrones desactivó 99.9 por ciento del virus presente en el aire.
La ventaja es que es inocuo, no genera olor, no requiere de productos extras que pueden ser tóxicos con lo cual no afecta a las personas. Esto permite que sea usado en espacios cerrados habitados y al ciento por ciento de su capacidad como escuelas, fábricas, hospitales, cines, restaurantes, guarderías y hasta medios de transporte.
Kumar lanzó el Shycocan el viernes desde India, justo el día de la Independencia de ese país, como un símbolo de que también podemos independizarnos de esta pandemia.
México es el primer país latinoamericano en contar con esta tecnología innovadora.
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