La importancia de llamarse ‘sir’ Norman Foster

México /

Pareciera que Norman Foster es tan influyente en México que amerita que una calle lleve su nombre. Y la hay. En el municipio mexiquense de Cuautitlán Izcalli, en la colonia Santa María Huecatitla, en medio de algunas parcelas y canchas de futbol, se encuentra el Paseo Norman Foster.

Esa calle confluye con el Paseo Pedro Ramírez Vázquez y el Paseo Teodoro González de León. De estos dos gigantes de la arquitectura mexicana no sorprende que una o cien colonias en este país lleven su nombre… pero ¿qué explica que se haya bautizado como Norman Foster esta calle en este páramo mexiquense?

Quizá lo explique el que en la confluencia de tan eméritos nombres se ubica uno de los dos hospitales que en la entidad se llaman Ciudad de la Salud para la Mujer: la apertura de esta clínica en específico la promovió Fundación Salud Carlos Slim, creada por, sí, el ingeniero y suegro de Fernando Romero, fundador de FEER, el despacho socio de Foster+Partners y quienes ganaron el concurso para el Nuevo Aeropuerto Internacional de México hace cuatro años.

Pero no se crea que es el único roce desir Norman Foster con el ecosistema de negocios, arquitectura y salud de México. Ya en 2010 sus maquetas habían deslumbrado a varios miles de aficionados en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en la exposición El arte de la arquitectura. Foster+Partners.

Entonces, ese despacho y Grupo Frisa (de Eduardo Garza T.) anunciaron también la construcción de Biometrópolis, una ciudad del conocimiento que sería un proyecto de vanguardia para promover la investigación médica y científica, bajo estándares de clase mundial. Aunque tuvo el apoyo de Marcelo Ebrard y José Narro, Biometrópolis nunca prosperó, pues luego se supo que gran parte del campus de 72 hectáreas en el sur de CdMx estaba asentado en tierras consideradas como “tesoro geológico”.

Pero Foster no quieta su impronta en nuestra ciudad. Hace días nos desayunamos con la noticia de que quiere marcar otro hito en CdMx: la torre más alta de la capital. Se trata de Reforma 432, propiedad de Abilia, la desarrolladora inmobiliaria de María Aramburuzabala, la mujer más rica y poderosa de México. Aquí se retoma un proyecto que estuvo dormido siete años y que promete ser un ícono chilango más.

Si bien todos los despachos de arquitectura y diseño del mundo enfrentan grandes retos con proyectos de gran envergadura, con Reforma 432 Norman Foster ya podría presumir un lugar con su placa de autor de obra más que una calle en una barriada mexicana.

Mientras la obras frente a la fuente de la Diana Cazadora avanzan sin polémicas, aún se espera la resolución final sobre qué destino tendrá la mayor terminal aérea del país, ahora parte de la rebatinga política de cara a las elecciones.

barbara.anderson@milenio.com

Twitter: @ba_anderson

  • Bárbara Anderson
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