Alfonso Romo está bajo los reflectores mexicanos desde hace unas semanas, cuando levantó la bandera como el coordinador del Proyecto de Nación 2018-2024 de Andrés Manuel López Obrador. El ingeniero, empresario, inversionista, financiero y hasta campeón de salto, tiene una faceta poco conocida: la pasión por el desarrollo de tecnología genómica.
Su empresa estadunidense, Synthetic Genomics Inc (basada en California) es una de las firmas privadas con mayor cantidad de patentes vinculadas con ingeniería genómica para la salud, la energía y la alimentación.
A la cabeza de un equipo de cerebros cinco estrellas tiene ni más ni menos que a Craig Venter, el científico que descifró el genoma humano y quien en 2010 volvió a dar otro trancazo cuando (gracias a los fondos de Romo) logró diseñar el primer organismo sin antecedentes en la naturaleza, la primera célula viva artificial.
Esta semana, los reflectores estadunidenses se prendieron sobre la empresa, porque está a punto de cambiar de manera disruptiva la crisis de órganos humanos para trasplantes. “Ahora estamos humanizando órganos de puerco”, comenta Romo.
La nota la cubrieron todas las revistas científicas y médicas: Synthetic Genomics, en alianza con otra compañía de ingeniería genética, United Therapeutics (de la empresaria Martine Rothblatt), presentó en sociedad la xenotransplantation.
Se trata de trasplantes de órganos de animales a humanos. Martine creó Sirius XM, la primera en reclamar frecuencias satelitales para radio, una empresaria que cambió las telecomunicaciones por la salud, después de que su hija tuviera un problema pulmonar incurable.
Hoy, en el mundo hay 10 veces más necesidades de órganos que donantes y “fisiológicamente somos muy parecidos a los cerdos”, abunda Romo. Casi 90% de los genes son iguales. Pero el gran avance del laboratorio del empresario regio en La Jolla (San Diego) es que lograron, a través de bacterias y proteínas específicas, eliminar el principal problema de los trasplantes: el rechazo al órgano nuevo por el sistema inmunológico del receptor.
“A problemas macro hay que buscar soluciones macro”, afirma Romo, quien espera que la comercialización de este descubrimiento comience en un par de años.
Si bien el inicio del proyecto fue para trasplantes de pulmón de cerdos a humanos, el proyecto avanzó y ahora están sumando otros órganos como riñones, hígado, páncreas y corazón.
“Mis socios son internacionales porque a los empresarios mexicanos les cuesta invertir en ciencia a futuro”, agrega Romo, quien tiene en su board a otro mexicano ilustre, al científico Juan Enríquez Cabot.
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