Es la obra del sexenio y como mucho en la nueva administración, este proyecto viene con una alta dosis de polémica, complejidad y no todas las precisiones que requeriría una obra de infraestructura de este tamaño.
“La idea la veníamos platicando con el Presidente desde hace 10 años y hace dos nos convocó a un grupo de personas —que hoy ya somos 300— para llevarlo adelante”, me comentaba Rogelio Jiménez Pons, director de Fonatur. Su oficina está empapelada con planos y anotaciones del tren que sobre mil 500 kilómetros unirá Chiapas con Quintana Roo.
“Este año comienza el proceso de licitación, que va a ser abierto, no por invitación y estamos haciendo el esfuerzo para que sea lo más transparente”, se sincera el funcionario. Será de los primeros cuatro tramos en los 750 km. que ya tienen vías, con un promedio de mil 100 mdd cada uno. Durante 2019, según Jiménez Pons, estarán enfocados en “el proyecto ejecutivo de los tramos sin vías férreas, el proyecto de impacto ambiental, las medidas de mitigación, la propuesta de Semarnat y la consulta indígena”. Para finales de este año estarán comenzando las obras de rehabilitación de vías desde Palenque.
Para 2020 quedan dos concursos importantes: el del material rodante (locomotoras y vagones) y el de la empresa privada que se encargará de la operación del tren, “porque el Estado será el rector de todo, pero no lo operará”, aclara.
Según el plan original, el Tren Maya será para pasajeros y carga, siendo esta última la que pagará el proyecto (70 por ciento de los ingresos). ¿Las justificaciones? Hasta ahora ciento por ciento del combustible llega a la península en pipas (unos 12 mil mdp anuales), mientras que camiones proveen de alimentos (200 mil mdp) y materiales de construcción (40 mil mdp).
En el caso de los pasajeros, el proyecto contempla que en 10 años habrá un promedio anual de 3 millones de viajeros, tanto en tramos de transporte de cercanía como de turismo que llega a Cancún.
“De los 8 mil mdd que cuesta este proyecto, el gobierno pagará solo 10 por ciento. El resto será una asociación público-privada con algunas particularidades, donde vamos a pagar tres cosas: el capital, los intereses y el mantenimiento, porque vamos a garantizar por 30 años que cada grupo de consorcios haya ejecutado su parte”, agrega el director de Fonatur.
“Tenemos varios asesores internacionales de EU, de Canadá y de España, con una amplia cultura ferroviaria que es de donde nos estamos nutriendo”, dice el funcionario.
La financiación también será mixta. Por un lado los 6 mil mdp del impuesto de no residente que pagan los turistas, más una Fibra compuesta por 15 fideicomisos (uno por cada estación del recorrido) con los terreros alrededor de cada una donde los actuales dueños cambiarán tierra por participación en los desarrollos inmobiliarios que se levantarán allí.
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