Ayer en Palacio Nacional, en una dantesca mesa llena de banqueros, el presidente anunció el refinanciamiento de la deuda de Pemex.
Bueno, de una parte. Pero esto dista mucho de ser la solución financiera que necesita la principal paraestatal para tomar aire, lavar su imagen ante las calificadoras de riesgo y ponerse a trabajar en el tan esperado —y postergado— plan de negocios.
El gobierno firmó un refinanciamiento por 8 mil mdd con 23 bancos nacionales e internacionales y el propio Presidente puso en su cuenta de Twitter que “es la operación de este tipo más importante en la historia de México”.
Alrededor de esa enorme mesa estaban sentados los representantes de Barclays, Banorte, JP Morgan, Citibanamex, HSBC, BBVA, Goldman Sachs, Banco Santander, Bank of America, SMBC, MUFG Bank, Société Générale,Mizuho, BNP, Scotiabank, Bank of China,CA CIB, ING, ICBC, Natixis, DZ Bank y Morgan Stanley.
¿Qué tanto es tantito? “Solo se renovaron créditos existentes, es decir se ha comprado tiempo para pagar las deudas. Lo que no se ha publicado es a qué tasas de interés ni en qué condiciones se consiguió esto”, dice Ramsés Pech, analista de temas energéticos.
Siempre es importante poner en contexto. Pemex suma una deuda 104 mil mdd. Solo para este año, la deuda suma 9 mil mdd (de los cuales mil 800 mdd son de pasivos laborales). La de 2020 será de 10 mil 600 mdd y en 2021 de 9 mil 300 mdd.
En paralelo, la segunda baja a la calificación de la deuda de Pemex por Fitch Ratings (a BB+) generó un gran apetito en los inversionistas. Tanto por la calificación actual, que sigue en grado de inversión, como por posibles reajustes a la baja en el futuro. “Si Moody’s vuelve a bajar la calificación en seis o 12 meses, eso generará una avalancha de ventas”, dijo esta semana al Financial Times Marton Huebler, gerente de cartera de Fidelity International. No es el único inversionista con deuda de Pemex que piensa en otra degradación de la calificación. En el mismo reportaje Siddharth Dahiya, jefe de deuda corporativa de mercados emergentes de Aberdeen Standard Investments agregó que “parece bastante probable que Moody’s bajará de categoría a Pemex. Simplemente no sabemos si es este mes o dentro de seis meses”.
Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador ha despotricado contra las calificadoras, sí entiende perfectamente cómo funcionan los mecanismos de ‘generación de confianza’, y cuáles son las señales que hay que dar hacia quienes tienen bonos de Pemex y quienes valúan la calidad de los mismos.
Lo que vimos ayer en Palacio Nacional fue una muestra de eso: sentó a la crema y nata de la banca presente en el país a su alrededor, sólo refinanció créditos de corto a largo plazo, pero vendió con bombo y platillo que el sector financiero respalda sus decisiones y prioridades en la mayor empresa nacional, y en su mayor obsesión desde que ganó la elecciones.
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