Alito lleva al PRI a cuidados intensivos

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  • Bernardo Barranco

Estado de México /

Alejandro Moreno se reelige y el PRI se encamina al colapso. Su larga agonía está asociada a la colección de fracasos que el propio Alito ha sembrado. Parece una pesadilla: el presidente del PRI más perdedor en la historia del partido, hoy se encumbra como presidente vitalicio.

De la dictadura perfecta a la agonía lapidaria. De la mezquindad política de Alito a la debacle de un partido histórico. A la mala, Alito se reelige como un episodio de infortunio que todos vemos, menos los priistas.

El presidente Alito con grandes escándalos e impugnaciones logra un discutido triunfo que podría perpetuarlo. Sus palabras, llenas de descaro, en X: “Agradezco la confianza del priismo al darnos su voto en este proceso interno para la elección de nuestra dirigencia”. Se escuchan huecas frente a las calamidades que vienen. Para Alito el PRI ha tocado fondo pero para los analistas es la crónica de una muerte anunciada.

Nunca he sido priista pero reconozco que el PRI es el partido más importante del siglo XX que marca la cultura política del país. En su momento, después de la revolución mexicana el partido jugó un rol importante en la pacificación, así como en la conformación actual del Estado moderno. Plutarco Elías Calles llamó a pasar de la “época de los caudillos a la época de las instituciones”.

El Partido Revolucionario Institucional dominó la política mexicana durante más de setenta años, México era el PRI y el PRI era el dueño soberano; la clase política priista era arrogante y altanera.   Durante décadas el PRI fue el partido dominante porque tuvo el control del Estado. Entraba a los procesos electorales con la ventaja al poseer el control de los recursos económicos, dominio de los aparatos electorales, el flujo de información y de la coerción, de ser necesaria, de la oposición.

El primer gran signo de declinación del partido lo vivimos en la elección del 2000 con el triunfo del candidato con botas, Vicente Fox. Después de más de 10 años, el PRI regresa con el malogrado Enrique Peña Nieto que sella con los escándalos de corrupción a la nueva generación de priistas.

Actualmente el PRI ha perdido músculo y fuerza política. Quedan algunos bastiones como el Edomex, pero con demasiadas fracturas internas. Ana Lilia Herrera se escudará con la aparente fuerza de la nueva presidencia. Los tiempos han cambiado dramáticamente para el tricolor.


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