Cuánta pequeñez de nuestra élite política

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  • Bernardo Barranco

Estado de México /

Revisando la hoja de vida de los aspirantes a la gubernatura del Estado no pude contener mi decepción. Son políticos de largas trayectorias en la política y en el servicio público, pero carecen de una arquitectura conceptual aguda, profundidad humana y visión de Estado. Reflejan perfectamente el estado de pobreza de los partidos políticos. ¡Cuánta pequeñez!

Por ello, me explico la crisis de confianza de una ciudadanía que se siente poco y mal representada por la élite política. Así me explico por qué los ciudadanos respondemos las encuestas colocando a los políticos, partidos y legisladores en los rangos más bajos de aceptación social.

Con razón se alejan los ciudadanos de las urnas, hay desencanto y en la entidad, debemos recordarlo, solo vota la mitad de los electores. En el Edomex, la clase política vive feliz y en confort, acartonada en el reino de las formas.

Sé que es muy provocadora mi aseveración: tenemos políticos mediocres y candidatos buenos para el verbo sin sustancia. Pragmáticos y alejados espiritualmente de la sociedad. Forjadores y arengadores de discursos políticos inflamados pero vacíos. Posicionamientos huecos plagados de lugares comunes sin un proyecto real de Estado.

Las elecciones no están aisladas de la cultura y prácticas políticas de la entidad. En el Edomex, hemos padecido malos gobiernos. Sus vicios son ancestrales: corrupción, mentiras, nepotismo, compadrazgos, fabricaciones y complots, mezquindad moral; escándalos, libertinaje, confabulación con los medios. En cambio, pésimos resultados. La pobreza, la desigualdad, la inseguridad y la impunidad son flagelos que muestran la indigencia de los políticos. Y poca sensibilidad a la demanda democrática frente al reclamo ciudadano que erosiona la legitimación de la democracia

En el fondo, asistimos en el Edomex a una relación pervertida entre ética y política. El uruguayo José Mujica lamenta, así lo ha reiterado en diferentes ocasiones, el desvío de los principios éticos de la clase política en la región por la seducción a privilegios y corrupción por el dinero público.

El problema es que la actual generación de políticos ha empobrecido la relación entre los valores sociales y el ejercicio de la representación política. Enrique Dussel, filósofo, experto en el tema, dice: Padecemos una generación de políticos en México que carecen de calidad ética. Buscan enriquecerse y han naturalizado la corrupción al grado que se ha cosificado y han desnaturalizando la sociedad.

Me sumo a la propuesta de Daniel Zovatto cuando afirma: Hay que diseñar políticas de estado, hay que generar credibilidad y confianza y eso depende de nuestras élites.

Bernardo Barranco


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