El próximo 24 de agosto se llevará a cabo la II Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), organizada por Eduardo Verástegui, actor de la ultraderecha religiosa en México. Depravado y pecador consumado en sus tiempos de Televisa, redimido y santificado por miembros de la Legión de Cristo. Dice que desde hace 10 años no ha tenido sexo ¿Alguien le cree?
Javier Milei, el presidente con peluca, será uno de los principales oradores de la CPAC México. Como todos sabemos, es una internacional ultraconservadora, legión dominada por la tutela de Donald Trump, quien quiere extender el conservadurismo en la región y ganar simpatías entre los latinos cara a la elección presidencial de noviembre.
Milei, altanero, se declara libertario al aplicar duras medidas contra los sectores vulnerables de Argentina. Los castiga y empobrece para obtener resultados macros que justifique una gestión dolorosa para la clase trabajadora.
¿A qué viene Milei a México? Su presencia no solo es la del orador en la CPAC, sino responde a la estrategia de la ultraderecha republicana estadounidense de expandir el conservadurismo en México y en América Latina. En México su referente natural debería ser el PAN o sectores del partido, pero su ideología y gravitación política se han desdibujado. La alianza electoral los jaló al centro. Por ello, en la CPAC le llaman “partidito vergonzante”.
Milei y la CPAC vienen apuntalar a Verástegui para organizar un nuevo partido social cristiano de ultraderecha. Es lo de hoy en Europa y al parecer también en Estado Unidos. El vehículo es la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), una convención política anual a la que asisten activistas conservadores de Estado Unidos y de América Latina. La CPAC se ha extendido a Japón, Australia, Hungría, India, Brasil y México.
La conferencia fue fundada en 1974 por la Unión Conservadora Estadounidense como una pequeña reunión de activistas conservadores. Ronald Reagan pronunció el discurso inaugural en el 74. A partir de 2017, Trump y Steve Bannon la han acaparado como instrumento electoral.
En Iberoamérica Trump ha cooptado la simpatía y subordinación de actores latinoamericanos como Jair Bolsonaro y sus hijos, el presidente argentino Javier Milei, el líder del Partido Republicano chileno, José Antonio Kast; el presidente salvadoreño Nayib Bukele, así como de Santiago Abascal, del español VOX. Eduardo Verástegui no puede faltar en la lista.
No nos distraigamos con la extravagancia de Milei. Hay todo un operativo conservador en marcha.