Las elecciones son, sin duda, un factor determinante que consolida la democracia. Han permitido el tránsito y transferencia pacífica del poder. La alternancia en el Edomex, ha fortalecido la convivencia política pacífica de la entidad. La transición ha fluido sin la connotación apocalíptica temida, por el contrario, se ha orientado bajo una atmósfera de civilidad y benevolencia social.
Sin embargo, las últimas elecciones han registrado un aumento de la violencia, por lo que debemos ser muy cautelosos y atentos a cualquier signo que pueda escalarse. Lamentablemente, los datos ahí están y debemos estar alertas.
A escala federal, en el proceso electoral del 2021, antes de la jornada se denunciaron 170 atentados de violencia política entre septiembre y abril; y 210 asesinatos de actores políticos y miembros de equipos de campaña vinculados al proceso. Preocupa que 32 candidatos fueron asesinados ya sea por grupos políticos adversarios o por el crimen organizado. Inquieta que muchos de estos casos quedaron impunes.
En Edomex hay una memoria de violencia electoral institucionalizada que permitió al PRI mantenerse más de 90 años en el poder. Hubo manipulación sistémica, compra y coacción del voto, uso faccioso de los programas sociales.
¿Qué condiciones favorecen la violencia electoral? En el Edomex primó una cultura pragmática para mantener el poder. No importa cómo, con quién ni cuánto. ¿Esta violencia siempre ha logrado el resultado deseado? El objetivo principal de la violencia electoral es influir en el resultado de los comicios. La violencia y el fraude electoral van de la mano.
La violencia significa usar la fuerza bruta para obligar a un individuo o grupo a doblegar a su voluntad. Esta violencia se expresa más en un contexto democrático frágil o manipulado. Es una herramienta de fabricación de la intención del voto. Esta fuerza bruta puede ser simbólica, verbal o física. El agresor puede ser uno o varios individuos. Pueden ser autoridades, recordemos que las pasiones a nivel municipal se desbordan.
Esta impostura puede caracterizarse por usar la fuerza del aparato represivo del poder, o por el actuar faccioso de las propias instituciones electorales.
Hay que estar atentos. Alertas a cualquier indicio de la violencia y actuar en consecuencia. Gobierno, partidos, medios y autoridades electorales tenemos una responsabilidad particular. En especial, los partidos deben ejercer la lealtad política y dejarse de marrullerías y prácticas arcaicas. Los alcances de las elecciones son estratégicas y multifactoriales. Hagamos en el Edomex un proceso ejemplar.