No es un parque, es un bosque. No es el Castillo, son 800 hectáreas de árboles y flores silvestres dentro de Ciudad de México. Ecología y naturaleza que abre sus puertas unificadas por sus cuatro secciones con museos, juegos infantiles, lagos… Un área para senderismo, ciclismo y múltiples quehaceres para la convivencia humana. La ruta la escoges tú. Es el momento de hacer una guía turística para un nuevo espacio de clase mundial. Nadie puede perderse si sabe dónde está parado…
No es un descubrimiento porque sabíamos de su existencia urbana. Es revivificar un universo más grande de lo pensado, con 3 mil años de existencia y donde había zonas con basura que hacían intransitable al manantial de Santa Fe y el río y la barranca de Tacubaya. Esta semana se abre al público con servicio de cablebús. Una proeza su recuperación a pesar de las críticas de una oposición cargada de ignorancia sobre el concepto medioambiental.
Gabriel Orozco, el artista mexicano más valorado del arte contemporáneo y un equipo de 75 mil personas que trabajaron para el proyecto entregaron años a la recuperación de ese bosque que en alguna de sus partes corría el riesgo de convertirse en mancha urbana por la ambición inmobiliaria. Hoy son cuatro secciones del bosque que unifican puentes y avenidas para transitarlo sin temor al vandalismo en alguna de sus partes. Un sexenio que entrega una ciudad más verde y segura de lo que era…
Escribe Orozco en su libro Materia escrita que “un buen artista contemporáneo tiene que ser más rápido que el capitalismo”. Una obra imprescindible para entender lo que Gabriel laboró estos años en el Bosque de Chapultepec, a punto de ser devorado por la avaricia y en contra de la naturaleza. Las críticas serán en el futuro si no se preserva el bien común que ya está reverdeciendo. Que “las hojas vibren con el viento… Espero andanadas. Espero parvadas. Espero árboles…”
Un pulmón más grande para Ciudad de México no es poca cosa. AMLO y Claudia Sheinbaum no dudaron en apoyar semejante tamaño de oxígeno. Chapultepec recargado. “Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”, diría Borges. ¿Qué dirán ahora los críticos? “Shhh”, escribe Chéjov en un cuento.