Cultura LGBT+

Ciudad de México /

En una columna decía: “La neta, la comunidad LGBT+ poco sabemos de arte”. Ahondo: los grupos defensores de derechos humanos de los años 70 —a la fecha—, hemos intentado cambiar el destino adverso de la diversidad sexual. Salir a la calle a manifestarnos hizo una enorme diferencia ante sindicalistas, obreros, partidos políticos, etcétera. Véanse las fotos recogidas a lo largo de la historia y notaremos el “colorido” con el que nos pintan los medios de comunicación, por decirlo suave: pasamos de la exhibición del amaneramiento a la hoy exuberancia con tolerancia de lo políticamente correcto. La realidad es que aún no terminan por integrarnos a la sociedad variopinta.

Desde entonces se trató de crear una “cultura gay” para preservar parte de nuestra identidad. Arte gay que existe desde tiempo inmemorial. Aquello cambió de tajo cuando los colectivos produjeron pintura, escultura, fotos, cine; libros de ensayo, de ficción o periodismo; canciones populares, entre otras expresiones culturales. La motivación de los colectivos abrió espacios públicos de nuestra multidiversidad. Hay chile, sal y manteca en los nombres y lugares que surgieron. Pero no hemos sido capaces de ser autocríticos sobre lo bueno, lo malo y lo feo que se ha creado como “obra”, de calidad o deficiente. ¿Hay que apoyarlo todo porque es nuestra comunidad? No. Hay que salir del círculo vicioso para depurar aquello que es inferior frente a lo superior. Que haya gente creativa en nuestra comunidad no necesariamente trasciende en su arte. El buen arte rompe las fronteras que asfixian, trata de volverse universal, no simplemente hablar de nuestros deseos, hacer de la denuncia una falsa estética. 

El público gay —o cualquier heterosexual— no necesariamente tiene que entender las profundidades complejas de la creación. Pero nadie debe mentirse con aquello que exige calidad artística, no panfleto social o defectos personales y ego robusto convertidos en conceptualismo. No es la crítica de arte un “quedar bien” con el artista. Es el intento para que un lector, un mirón, pueda sumar comprensión a lo visto o leído. 

Hoy, salir del clóset de la comunidad LGBT+ con su arte —el universal sin etiqueta— nos urge… 


  • Braulio Peralta
  • juanamoza@gmail.com
  • Periodista, ensayista y editor. Autor de Otros nombres del arcoíris, El poeta en su tierra, diálogos con Octavio Paz y De un mundo raro, un libro de crónicas de sus personales viajes como corresponsal en España. Publica todos los lunes su columna La letra desobediente.
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