Hoy es una roca esculpida que representa la historia de la región huasteca por donde pasa el río Pantepec, en Veracruz. Los niños se apoderaron de la memoria que inició el primero de enero de 2021 cuando descubrieron a “La joven de Amajac”, a la que ya le han puesto los nombres de Pulik Ushum, Takiri, Meztli, Florecita de Zicuatl, Zanicté, Tlapatl, Yanay o Uhtzinte. Uno es memoria y la memoria que de ella se invente, como lo hizo Elena Garro con Los recuerdos del porvenir.
Una réplica de la efigie está en Paseo de la Reforma, ahí donde se encontraba Cristóbal Colón. Para los pobladores de Álamo Temapache no hay duda sobre la mujer gobernante, de élite, de la que nadie sabe si murió en una inundación, un terremoto o en el combate a muerte con Hernán Cortés. En su recuerdo, los indígenas sobrevivientes de su época le hicieron la escultura en piedra que hoy asombra a propios y extraños.
Niños entre ocho y 12 años escriben 30 textos a la joven gobernante. Le inventan historias de amor, guerra, valentía y orgullo de su raza, en la región donde hoy se conoce como el lugar de la mejor naranja y miel del mundo, principales exportadores del país. Adornan sus relatos con dibujos infantiles que exaltan a su musa, princesa, reina, guerrera, la mujer de élite, la digna gobernante de Amajac.
El libro La joven gobernante de Amajac es coordinado por Blanca Lilia Arrieta Pardo, publicado este año por el gobierno de Veracruz; pretende ser una historia donde los niños esparcen sus ilusiones: ejemplo para las mujeres, justa y noble, amorosa de su pueblo, una bella niña convertida en gran soberana. La presidenta municipal de Álamo Temapache quiso hacer la obra para que niñas y niños consigan su sueño y lo conviertan en realidad. Todos los textos son invenciones infantiles a partir del descubrimiento arqueológico.
“La memoria contiene todos los tiempos y su orden es imprevisible”, escribió Elena Garro. Los ojos que vieron a la joven gobernante de Amajac son hoy otros ojos que inventan sus historias en torno a lo que arranca como una leyenda. La roca esculpida espera su historia verdadera, cuando los antropólogos concluyan sus trabajos de investigación. Pero los niños ya tienen su sueño.