“El fresa soy yo… ya no puedo decirles más”

  • Crónicas del adiós
  • Carlos Díaz Barriga

Ciudad de México /

Lo reciben con un ¡ya falta menos! El Presidente sonríe por cortesía. Lleva la cuenta, una que es más de él que de nadie: “Ocho. Sí, ¿no? O sea, que las vamos a gozar… van a estar muy bien estas ocho”. Se refiere a las ‘mañaneras’ que restan. Que tanto sumaron en su estructura de gobierno. Que tanto dividieron a los que dividieron.

Se arranca reiterando. Intencionalmente. Hace poco en alguna gira se explicaba sin pudor: “la labor del político es orientar, predicar”. Repetirse hasta que lo repitan millones y millones de personas. Le ha funcionado. “Antes era el poder sin el pueblo, era kratos sin demos… siempre lo voy a estar repitiendo: demos, pueblo; kratos, poder”. ‘Siempre’, hasta dentro de 13 días. Sí se atiene a lo que se ha prometido a sí mismo, nunca jamás. No se lo repetirá ni a los árboles que se va a dedicar a contemplar.

Por lo pronto no desaprovecha una ocasión, un minuto. ”Por eso la desesperación, porque pensaron que iba a ser más de lo mismo, gatopardismo… por eso cada vez más ataques y desatan estrategias con personajes como Zedillo, que no había salido… ahora sí vino y se desató. Y así está desatada toda la ‘maleantada’. Como dicen en mi tierra, por algo será”.

Surge un momento de inmensa nostalgia, de él, viéndose a él. Significativo. Observable. Pide que le pongan el video que subió el área de redes de Presidencia a Tik Tok, del último ‘Grito’. Gira, posa su mirada en la pantalla. Recarga el brazo izquierdo en el atril. Se mira colocándose la banda presidencial en el despacho presidencial. Caminando por los pasillos de Palacio de la mano de Beatriz. Suenan los clarines. Ruge la plaza cuando lo ve aparecer. Es el pueblo adorándolo. Recibe a la bandera. Se escucha en las veintiocho arengas, una a una; y en cada tañer que provocó de la campana de 750 kilos que tocó el cura Hidalgo. La alegría de los fuegos artificiales. La tristeza, perfectamente contenida, que tiene la mayoría de los adioses. Que no es la de los hasta luegos.

Dosis de realidad para salvarse: la reportera Judith Sánchez le pregunta por los miles de trabajadores afectados en Sinaloa por la narcoviolencia, por el apoyo a los sectores productivos, por las amenazas a su amigo el gobernador Rocha Moya, etc. “La noticia acerca de Sinaloa, lo dije ayer, está envuelta en una propaganda de mentiras, de sensacionalismos… para inducir miedo a la población, todo esto promovido por nuestros adversarios… es como el tema de Zedillo, como el tema de García Luna… es una campaña que intenta desprestigiar al gobierno que represento y a mi persona, y no han podido ni podrán… es temporada de zopilotes”.

Habla sobre la misiva de García Luna: “escribe una carta diciendo que yo tengo vínculos con el narcotráfico… escribe que hay pruebas, hay videos, hay llamadas, hay audios. Es muy sencillo: que los dé a conocer”. Hay sala extrañamente llena de reporteros. A ese tema vienen.

Lo regresan al tema Culiacán. Respuesta: “Es muy feo comparar cuando se trata de pérdidas de vidas humanas. Pide cifras. Y compara con Guanajuato. En los últimos once días, 102; contra 40 de Sinaloa: “de Guanajuato, consíganme una nota de primera plana… ahí se los dejo de tarea”.

Habla de otro comparativo. Con Claudia. “Hay algunos que están pesando de que ya me voy y que va a ser como antes o va a ser más ‘fresa’ el gobierno. No, no, no. Aprovecho para avisarles y en buena lid: el fresa soy yo. Ya no puedo decirles más”.

Comparte su estado anímico: “me da mucho gusto irme tranquilo… tenía yo últimamente dos preocupaciones, y ya las voy resolviendo, ya después les digo sobre las dos preocupaciones, pero ya van saliendo, afortunadamente”. Se despide. Pensativo. Como si le resonara todavía algo. El tañer de la campana. El rugir de la plaza. Ambos.

@diazbarriga1


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