Presidente y Presidenta electa, anunciaron la décima y última gira conjunta el 18 de agosto. Pero ‘porque usté lo pidió’ se extendieron. Ésta ha sido la tercera de la segunda temporada. Puro Quintana Roo. Playa del Carmen, Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar. Recorrido, de ellos, de principio a fin, en el Tren Maya. El pueblo bueno y sabio y reporteril, por caminos y veredas.
Cuatro actos pequeños, sin acarreados. Pocos, pero ‘bailadores’. Entrega total. Tres días acá que parecen de otro país. La reforma judicial y las protestas y los paros laborales y las rabias y las venganzas satisfechas y la borrachera burlona de los vencedores y el pataleo improvisado, tardío de los vencidos y las críticas y amagos de empresarios y gobiernos extranjeros… nada. Él es uno, de traje y corbata, en el atril de Palacio Nacional; rudo, irónico: pega y pega. Es otro en el trópico, en la guayabera; cercano, encantador, agradecido: paga y paga. ‘Amor con amor’, les dice.
Estación del Tren Maya en Playa del Carmen. Se hace la entrega de 1,600 escrituras a habitantes de la irregular colonia Colosio. Llevan 40 años en eso. A lo lejos se ve llegar una Suburban negra de la que desciende un hombre moreno de cabello blanco. Se emocionan, se alborotan. Se van con la finta. No es. ‘El que no conoce a Dios, a cualquier barbón se le hinca’, decía mi muy canijo abuelo. Llega el tren. Hablan la gobernadora Mara Lezama. Prende al público, es una profesional del micrófono. Los presidentes la disfrutan. El secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, se ve feliz. Nadie la quita la sonrisa. Esa mañana se ha anunciado que el General Ricardo Trevilla, será su sucesor.
Habla Román Meyer, estructurado y breve. Habla Claudia: “aquí se está cumpliendo una promesa”. El Presidente: “conocí Cancún desde los años 70, cuando era puro polvo… acompañaba a mi madre, a mi padre, que eran comerciantes, a comprar productos en Chetumal… mi abuelo murió acá en Campeche, cerca de Xpujil, en un ejido que se llama Constitución, ahí está enterrado mi abuelito”. Público, en la bolsa. En su salida, le dan dos sombreros al mandatario. Se pone uno. Alcanza a Claudia le da el otro para que se lo ponga. Se van como llegaron. En tren.
Sábado a Tulum. Inauguración del Parque del Jaguar y del Museo de la Costa Oriental. Un ayudante de albañil, Efraín, chiapaneco, me dice que cree que en un mes ya se podrá abrir al público. Larga espera. El más importante empresario de medios en la región, Gastón Alegre, amigo del presidente, llega con sus 91 años en silla de ruedas. No le dan acceso a las primeras filas. Espera entre la gente. Toleró lo suficiente. Impuntualidad y descortesía. No más. Se retira con elegancia. No es útil el modesto reloj Momentum del Presidente. Nunca generalmente.
Muy largo y emocionado discurso de Diego Prieto, director del INAH. Antes de que hablen Claudia y AMLO se suelta una tormenta de 5 minutos. Y luego, sol a todo lo que da. Arcoiris espectacular. Claudia: “Al Presidente no le gusta que lo diga… si no es el mejor, está entre los grandes presidentes de México”. AMLO repite por undécima ocasión: “no quiero ser caudillo ni hombre fuerte, jefe máximo; mucho menos cacique”. Se despide: “Si no nos vemos pronto, como decía Juan Gabriel: ‘Amor eterno’”. Una mujer le entrega una bandera para el autógrafo. “En la bandera, no… pásame tu gorra”
Por la tarde, inauguración del Museo Histórico del municipio de Felipe Carrillo Puerto. Muchísimos niños, muchísimos. Estrella y su hermanito de 8 años, Oscar Abdiel ,se ponen en la valla. Ella le dice “lo quiero mucho”; él le contesta “yo a ti también”… después besa en la frente al niño. Claudia, unos pasos atrás, les manda un par de besos aéreos. Estrellita, llora incontenible de emoción. Otro chavito, Austin, con talco en el cabello, se cruza una bandita presidencial. Posa en los brazos de su padre. Es un ‘amlito’ de carne y hueso. Discursos. La plaza pública A la salida, el pueblo es el que está en el balcón. El presidente va a buscarlos. Los saluda de mano sin prisa. Los ve de abajo para arriba.
Domingo a Bacalar… a supervisar la Zona Arqueológica de Ichkabal, enclavada en la selva. No se puede creer la majestuosidad del lugar. Hace dos años el reportero independiente Amir Ibrahim denunció en la mañanera el abandono del lugar. Hoy el presidente lo ve en el corral de prensa y lo saluda a lo lejos. Fue su culpa.
Hay apenas 200 personas. Los asistentes son pobladores de la región. Aline y Quique, portan una bandera más grande que la del estrado. Querían que se las firmara el Presidente. ‘Ni se les ocurra, les advierto’. Le llevan entonces un ejemplar de ‘Gracias’. Converso con el General Víctor Hugo Lozano y la Teniente Nancy Mendoza. Le emociona la emoción del pueblo uniformado de pueblo. Inteligencia militar.
AMLO presume su guayabera chiapaneca, guinda. Dice de sí mismo “anda galán el presidente”. Claudia y Mara, de guinda también. Tres de de tres. Flores y flores todos los días de los presidentes a la gobernadora. Hay que notarlo y anotarlo. El presidente, en su despedida: “me voy a contradecir, porque antes cuando luchábamos decíamos, porque ya llevamos años, decíamos: Compañero, escucha, en la hamaca no se lucha’; ahora sí voy a agarrar la hamaca”.
Recomienda una canción: “si quieren saber qué es la felicidad… la cantaba el finado Antonio Aguilar, Puño de tierra, escúchenla, “nada más un puño de tierra”. Se la ponen de fondo entre los besos y las selfies y las firmas. Un grupo de manifestantes, lo deja terminar en paz, pero lo despiden: “Si el pueblo se informa, no pasa la reforma”. Queda vacío el templete. Jungla de regreso. Terracería. Enfilamos camino al lunes. Al de la selva de asfalto.
@diazbarriga1