Por primera vez, por primera vez...

  • Crónicas del adiós
  • Carlos Díaz Barriga

Ciudad de México /

De la noche a la mañana, se acabaron las despedidas y los ‘por última vez’. Hoy todo es esperar unas horas ese ‘por primera vez’ que no había llegado hace doscientos o quinientos o dos mil años. Una mujer, por primera vez… por primera vez. Por primera vez.

Al Palacio Legislativo de San Lázaro arriban por cientos, periodistas nacionales y extranjeros; y gobernantes o representantes de 108 países; más los invitados especiales. De los planetas políticos, culturales, deportivos o empresariales. No es un acto repetible, para perdérselo.

A las 9 se instala la sesión. Posicionamiento de los partidos. Diez minutos para cada uno sus representantes. Nada que se vaya a cumplir. Frases repetidas, lugares comunes, oradores/as planos/as, a ratos choro y a ratos bla bla bla. Aprovecho para recorrer con la mirada a las curules y los curuleros. Ya están casi todos. Oficialistas y de oposición. Reconozco estrellas y estrellados.

La Presidenta Claudia Sheinbaum ensu toma de protesta | Presidencia

A las 10 entra el gabinete de Claudia Sheinbaum. Van a un balcón sin barandal al lado izquierdo del recinto. Son 23 sillas en dos filas; en la de atrás, el más observado es Marcelo Ebrard; que soñó para hoy con otro lugar, un poco más en el mero centro. De la máxima tribuna de la nación.

La ceremonia está prevista para las once. Media hora antes acercan a Ifigenia Martínez sentada en sus 99 años, que circulan sobre una silla de ruedas. Designada Presidenta de la Cámara de Diputados para una única encomienda, simbólica. Representando lo que representa como histórica activista de la izquierda mexicana, participante en el Movimiento del 68, luchadora por la paridad de género… debe ser, si o sí, quien entregue la banda presidencial a Claudia Sheinbaum. Doña Ifigenia, significativa -tanto como la inasistencia hoy de Cuauhtémoc Cárdenas- porta un oxigenador portátil que está conectado con mangueras a su nariz. Su evidente fragilidad será motivo de comprensión general, en cada momento.

López Obrador besa la mano de Ifigenia Martínez | Ariana Pérez

AMLO viene en camino. Abordo del viejo Jetta blanco; lavado y encerado, pero viejo. A lo largo de todo el trayecto, la gente se asoma para saludarlo. No hay villano favorito este fin de sexenio. Letreros, besos soplados y voladores, le tiran pétalos de rosas a las cuatro llantas. Ayer la gente sabía que lo iba a volver a ver hoy; y antier, que lo iba a ver ayer. Hoy temen no volverlo a ‘devisar’. A Claudia tampoco la dejan salir de su domicilio. En ambos casos el acoso de las cámaras es una brutalidad. Lo de los paparazzis con Lady Di, es en comparación, un cuento de princesas.

Arriba AMLO a las once cero cero. Del brazo de Beatriz Gutiérrez Müller, solos, suben los 24 escalones de la entrada. Tarda trece minutos en llegar a la tribuna… selfies y empujones, como rockstar. Besa en la frente y en la mano a Ifigenia. Saluda a Noroña. Ignora deliberadamente a la Presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña. Ni perdón ni olvido.

Claudia viene en camino. Suben por decenas a más fotos con AMLO. Piña está parada, sola, en el otro extremo. La oposición sube de pronto; a ampararla. Aquello ya parece un hormiguero. 11:25, llega Claudia. Recorre las escalinatas en dos minutos. Beso a su mentor, beso a Ifigenia… ¡y beso a Norma Piña! Hay aplausos… forma es fondo; o por lo menos es forma.

11:31, Claudia Sheinbaum Pardo, ataviada en vestido color marfil con bordados a punto de cruz, rinde protesta. Una de las cuatro mujeres cadete en el estrado, ayuda a AMLO a quitarse la banda. La pone en manos de Ifigenia que intenta levantarse… “híjole, apenas me sostengo”. 

Claudia la toma del brazo derecho. Al tiempo el ahora expresidente le dice “te la paso a ti, y tú se la pasas a Claudia”. Ifigenia, sin poderla tomar, apenas roza la banda con el dorso de su mano izquierda y repite “te la paso a ti”. Ese roce es mucho. “Gracias, Ifigenia”, dice Claudia. Otra cadete se la coloca. Ovación. Gira y manda beso con las dos manos a Andrés Manuel.
Pase de la banda presidencial | Ariana Pérez

El mensaje a a la nación es de 44 minutos. Reconocimiento como lo hacía cada gira conjunta de los últimos 100 días, pero esta vez… acá y ahora: “el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna… el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo… se retira de la vida pública como un demócrata y maderista… hasta siempre, hermano, amigo, compañero”. Él, reflexiona y reflexiona.

Ella ratifica “no llego sola, llegamos todas”. Entre otros principios a seguir destaca uno del 68: “prohibido prohibir”. Defiende la reforma al Poder Judicial. No hay chiflidos. La ceremonia republicana transcurre sin interrupciones. Hace resumida ruta de vuelo, en todos los rubros. Le habla a las mujeres. “Con nuestra llegada a la Presidencia… llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron, las que han tenido que callar y luego gritaron a solas… soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”.

Himno. Ella se emociona. Con la última nota comienza el desafío más importante de su vida. Ifigenia toma el micrófono: “Se pide a la comisión designada para acompañar al ciudadano Andrés Manuel López Obrador a retirarse del recinto”. Adioses efusivos con Claudia e Ifigenia. Y se va por la puerta lateral derecha; de repente, ya no está. 

Ifigenia Martínez con la Presidenta Claudia Sheinbaum | Capttura de Pantalla

Todas las miradas, sobre Claudia, que se agacha y besa en la frente a Ifigenia y cierra los ojos mientras la abraza. En el vestíbulo de la Cámara la espera la escolta. Saluda a la bandera que por primera vez… por primera vez… por primera vez, se inclina ante una mujer.

Toma de protesta de protesta de la Presidenta Claudia Sheinbaum | Presidencia

@diazbarriga1


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