“Si el Creador me lo permite, voy a seguir con vida para entonces”

  • Crónicas del adiós
  • Carlos Díaz Barriga

Ciudad de México /

¿Para qué alcanzan dos semanas con sus tardes y sin noches? Son las que le quedan al frente del sueño consumado… casi consumido. En el Palacio Nacional no se percibe ni tristeza ni melancolía ni desconsuelo ni desánimo. Ni arriba de la tarima ni abajo de la tarima. Quién sabe después, en la medida en que corran los siguientes días, que pronto dejarán de serlo para convertirse en horas y luego en minutos y luego en nostalgia por lo que fue y ya no será jamás.

Digan lo que digan, podrá ejercer su influencia, el peso, el ascendiente, el dominio. Lo que se puede hacer desde WhatsApp. Pero el poder… el poder absoluto, como está concebido en el presidencialismo mexicano, ése se acaba.

No hay espacio para pensar en ello. No hoy. Confrontación, rabias, euforias, aplastados y aplastando, reforma judicial, protestas, acuerdos, traiciones, la borrachera de la victoria, la cruda de la derrota… y juicios a nuestros narcos en Estados Unidos y niños sin clases en Culiacán por balaceras y otras balaceras en la frontera chiapaneca… y despedidas e inauguraciones… y besos y gratitudes y bendiciones de los más pobres en las giras… y fiestas patrias donde la violencia lo permite, y no donde no, y pozole y tequila, lo permitan o no. ¿Quién va a pensar en lo que va a dejar de ser, cuando instante a instante, esto es? Por eso hay que ponerse el traje azul, y la corbata, otra vez, como ayer, como ahora; y seguir. Hasta ese día.

El Presidente de la República entra al Salón Tesorería de Palacio, seguido de por el espectro bonachón de su Secretario de Salud, Jorge Alcocer. El discurso que éste ofrece, como prueba de vida, dura un minuto y 25 segundos. Luego Zoé Robledo. Informe de sobre avances en la maquinaria del sector salud, que va contra los tiempos fijados para cortes de listones rojos. “Esperemos que para el martes 24, ya podamos izar la bandera blanca”, aprieta Andrés Manuel López Obrador.

Le piden al Primer Mandatario un balance en materia de seguridad en su administración. Contesta lo de siempre: se avanzó, pero recibimos dos sexenios de abandono, etc. ¿Qué reporte tiene de lo de Sinaloa, Presidente? Misma respuesta: “estamos con presencia suficiente para garantizar la paz… hay temor, pero decirle a la gente que estamos pendientes… hay pugnas entre dos grupos, y tenemos que buscar que no se afecte a la población”. ¿Y en Chiapas? “Seguimos teniendo presencia en la frontera, es donde hay también enfrentamientos de dos grupos… los medios conservadores o los que no nos quieren, todo lo hacen más grande, lo magnifican… miren lo que hicimos con los secuestros, hay 77 por ciento menos en el país”.

Sobre la expulsión de los Yunes del PAN “no opino”. Sobre la reunión que iba a tener con los senadores de la 4T “llegamos al acuerdo de que no nos íbamos a ver ahora para cuidar, no sólo el fondo, sino las formas. Agradece la participación al respecto de Claudia Sheinbaum “… el posicionamiento de la Presidenta, porque sin ella no hubiese sido posible”.

Le preguntan ingenuamente a quién le ve posibilidades para suceder a Claudia Sheinbaum dentro de seis años. Ni modo que se los diga. Tiene que cuidarlo. “No, no, yo ya, si el Creador me lo permite, pues voy a seguir con vida para entonces, pero completamente alejado de la actividad política. Ya me quedan días para mi retiro, ya estoy gozando de que me voy a jubilar, así como cuando los trabajadores, los maestros, cualquier trabajador… ya está contando los días”.

Es interesante. En medio de la vorágine final, hoy ‘la mañanera’ no es para mandarle un mensaje a nadie. Es más como ese espejo en que se habla a sí mismo, ante el vacío por venir: “Estoy acostumbrado a levantarme muy temprano, a ver cómo le hago para desacostumbrarme poco a poco… porque está probado de que, cuando algunos se jubilan, se dejan, se deprimen y no resisten”.

Se imagina viendo crecer sus ceibas “porque tengo como 30”. Ventila sus conocimientos botánicos… su vocación arborista. Habla de la palma real y del guayacán y sus flores amarillas y del maculí de flores moradas que se parece a la jacaranda, y del flamboyán. Un reportero le desea que “le vaya muy bien en su próxima vida”. ¿Y en lo que le resta a ésta, qué?, pienso. No hay que ser. Todavía le quedan 17 días.

@diazbarriga1


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