Flor Silvestre… el cielo es rojo, nos faltas tú

  • MILENIO Retro
  • Carlos Díaz Barriga

Ciudad de México /

Sola sin tu cariño, voy caminando, voy caminando y no sé qué hacer / ni el cielo me contesta cuando pregunto por ti, mi bien…

Así lloraba el huapango Cielo Rojo la enorme Flor Silvestre, fallecida este miércoles a los 90 años de edad en el pequeño municipio de Villanueva, en Zacatecas.

Se llamaba Guillermina Jiménez Chabolla. Nacida en Salamanca, Guanajuato, comenzó su carrera en una adolescencia que en aquellos tiempos era más bien niñez… a los 12 o 13 años allá por 1943. Entonces ganó un concurso de aficionados en la XEW y ganó también ese sitio que mantuvo hasta este día, como una de las más grandes cancioneras de la música mexicana… en ese pequeño racimo en el que se encuentran Lucha Reyes, Amalia Mendoza La Tariácuri, Lola Beltrán, María de Lourdes, Lucha Villa… y desde luego, la hermana menor de Flor, Queta Jiménez La Prieta Linda.

Antes de los 20 ya había acabado con la República Mexicana e hizo una gira que duró varios años por Sudamérica. Y bajo aquella máxima (de Astrid Hadad) en el sentido de que "en este país para importar primero te tienes que exportar", de regreso encontró abierta de par en par las puertas del cine y de la industria del disco.

En cine participó en cerca de 50 películas; con gran relevancia, al lado de las más importantes figuras de la época… con Pardavé (Primero soy mexicano), con Cantinflas (El bolero de Raquel), con Tin Tan (Escuela de verano), con Piporro (El tragabalas), con Resortes (El gran pillo), con Miguel Aceves Mejía (Los fanfarrones), con Luis Aguilar (Juan sin miedo)… o con María Félix cantando La chancla en aquella cinta de La cucaracha.


En 70 años de trayectoria, fue realmente prolífica. Y entre tanto y tanto seguramente quedará en nuestra memoria, por lo que toca a la pantalla grande, su impactante presencia y su poderosa actuación como "Catalina"… aquella sensual indígena oaxaqueña… la amante en Ánimas Trujano, para la que el cineasta Ismael Rodríguez tuvo la genial ocurrencia de traer como galán zapoteco, a uno de los actores japoneses más importantes que han existido: Toshiro Mifune. Columba Domínguez completaba el elenco como la esposa. La cinta fue nominada como a los Oscar y a los Golden Globe de 1962 como Mejor Película Extranjera. Acá recogió varios Arieles. Críticos de la época señalaron que una de las dos alas que tuvo Ánimas Trujano para volar tan alto, fue ella. Flor Silvestre.

Y en materia musical… dejó unos 25 discos (sin contar las recopilaciones). Abordó varios géneros: el huapango era su fuerte… pero también bolero, bolero ranchero, música norteña y en los últimos años se dio el lujo de grabar aquella milonga de Atahualpa Yupanqui, Los ejes de mi carreta o la folklórica chilena Gracias a la vida, de Violeta Parra. Muchos temas… Amar y vivir o No vuelvo a amar o El herradero… y por supuesto, Mi destino fue quererte… y como un himno sonará por siempre en su color y su falsete el citado Cielo Rojo de los hermanos Záizar.

Durante décadas, hizo gala de su dominio como amazona en el espectáculo familiar ecuestre que con su esposo durante casi 50 años, Antonio Aguilar, y sus hijos Toño y Pepe, recorrió todo el continente americano… con especial éxito en toda la unión americana. Ahí se conjuntaban todas sus cualidades: su presencia escénica, su voz y esa incomparable belleza campirana que sólo pudo describir su atinado nombre artístico: Flor… Silvestre.

Era muy nuestra… muy de un México que parecía México. Y que no lo es más. Sin ella, menos.


@diazbarriga1



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