Ni era rubia ni era tonta. “Una mujer conoce sus límites, pero una mujer inteligente sabe que no tiene ninguno”, decía Marilyn Monroe que este 1 de junio hubiera cumplido 95 años de edad. Pero no había modo.
Su último viaje lo hizo a México. Su último amante fue un mexicano… como el último suéter que se compró. La última llamada telefónica, aquella noche de su confuso ‘suicidio’ fue una larga distancia a tierra azteca. Y acá se tomó aquellos tequilas… los del estribo. Cinco meses después, el mundo entero se cimbraba con la terrible tragedia de su muerte… infinitamente más leve que la tragedia de su vida.
Antes de ser la universal Marilyn, fue ella misma. Norma Jean Mortenson… nunca supo si su padre era uno o era otro. Y su madre, Gladys Pearl Monroe… -por cierto… algo que poco se sabe, era mexicana… nacida en Piedras Negras, Coahuila- fue una mujer con problemas de esquizofrenia que se la pasó de hospital en hospital, en tanto la pequeña Norma, a cargo del Estado, se la pasó de adopción en adopción… y algún tiempo en un orfanatorio. Entre los nueve y los doce años, ya había sufrido dos violaciones. Con ello se había rebasado dolor de ser una niña que estorbaba desde que había nacido. Más daño, imposible.
Para salvar un regreso al orfanatorio, se casa a los 16 con un policía que en plena Segunda Guerra se enrola en el ejército y es enviado a Australia. Ella trabaja en una fábrica de municiones y posa para una revista militar en 1944, como mujer que trabaja. En ese instante percibe que ha nacido para estar frente a una cámara… y se convierte en modelo para revistas; hace audiciones y consigue empleos temporales como extra de cine. A partir de ese sótano… al infinito. Toma el apellido de su madre (Monroe) y el nombre de una famosa actriz de teatro musical Marilyn Miller… quien sumida en el alcohol había muerto una década atrás a los 37 años de edad, estando en la cúspide de su carrera. Pensar que en algo premonitorio y que le podía pasar lo mismo, era una tontería, claro.
Su primera presencia como modelo cuando era empleada de una fábrica de municiones.
No fue de a gratis ni ahora sí que por su linda cara. Durante 18 años que duró su carrera, trabajó cada día incansablemente. En la primera mitad de ese periodo, participa en en 20 películas como extra, decíamos y alcanzando papeles secundarios donde empieza a destacar luego de inscribirse en la universidad a clases nocturnas de arte y literatura. En los últimos nueve años, tiene los únicos 13 protagónicos que alcanza a hacer. En algún momento se detiene para estudiar con Lee Strasberg en el Actor’s Studio de Nueva York. Suma en total 31 cintas, pues. En la última, Vidas rebeldes (1961), ya es toda una actriz hecha y derecha… con ese gran futuro que nadie sabe que no existe.
En el 53 aparece en el primer número de Playboy como su primer playmate. Su fundador, Hugh Hefner, había comprado unas viejas fotos donde había posado desnuda para un calendario, cuando era la más desconocida… desconocida. El escándalo propiciado fue suficiente para afianzar su despegue.
Se consagró con el gran público con títulos como Los caballeros las prefieren rubias, La comezón del séptimo año (donde hace la famosa escena del respiradero del metro levantándole la falda), Cómo casarse con un millonario o Una Eva y dos Adanes que se adaptó al teatro musical como Sugar… repuesta hace un par de años en México con Cassandra Sánchez Navarro (nieta de Manolo y Fela Fábregas), que logró el toque perfecto de dar con el personaje… Sugar Kelly que en el fondo del trasfondo, tiene que ser ‘Marilyn Monroe’.
La icónica imagen de la cinta 'La comezón del séptimo año'.
Apenas comenzaban a llegar los premios de la industria… un par de Globos de Oro, el Donatello a la mejor actriz en Italia y un par de nominaciones al Bafta. Y los premios de la vida, no lo eran al final.
Sólo quería que los hombres la quisieran, aunque fuera un ratito. Y la querían un ratito. En destellos tan bellos, tan intensos y tan breves… como los de las luciérnagas. Lo estable fue lo más inseguro. Poco antes del desenlace fatal se divorció del dramaturgo Arthur Miller, tras cinco años de matrimonio (1956-1961). Antes había estado brevemente casada con el legendario pelotero Joe DiMaggio (1954-1955)… que siempre se mantuvo cerca. Fue el mejor exmarido… leían poesía. Y fue el mejor viudo que pudo encontrarse… entre 1962 y 1982, durante 20 años exactos, mandó un ramo de rosas a su tumba, tres veces a la semana. Al fin, el verdadero amor. ¡Cuánta dicha!… pensaba el dueño de la florería.
Había estado cerca varias veces. A los 18 años de edad ya había intentado correr dos veces… una, con la llave del gas abierta y la otra, con somníferos. Desde 1960 la crisis emocional era casi permanente. Ese año estuvo hospitalizada por sobredosis… de infelicidad, seria. Botaba ensayos, llegaba tarda a grabaciones o no llegaba, desaparecía y reaparecía mal.
El 22 de febrero de 1962 llegó a México en un vuelo procedente de Miami. Quería fiesta. Sólo que fuera porque cinco días antes, Arthur Miller se había vuelto a casar con una fotógrafa que ya iba felizmente embarazada a la firma del acta. Fue un viaje de 14 días con esa fiebre de vivir que suelen tener los que saben que se van a morir.
De ese viaje quedaron imágenes. De su comida en el tradicional restaurante taurino El Taquito de los señores Guillén, y que ahí sigue atesorado por la familia en la Calle del Carmen 69… como uno de los pocos rincones mágicos que no han sido convertidos en estacionamientos.
No hay foto, pero me platicó alguna vez don Justo Sierra Casasús… que en ese tiempo era algo así como un embajador-jefe de protocolo de su amigo el presidente Adolfo López Mateos, que tras recibirla, éste le encomendó a aquél, improvisadamente, llevarla a pasear en ese momento a Xochimilco. “La misión diplomática lograda, más difícil de mi vida”, decía don Justo, al tener que conseguir que ya estuviera bordado con flores el nombre de Marilyn sobre una trajinera, para cuando arribaran.
Va a los estudios Churubusco a donde filman El ángel exterminador de Luis Buñuel… porque ella quiere conocer al fotógrafo Gabriel Figueroa. Está también la imagen en la casa del Indio Fernández, en Coyoacán, donde el cineasta le regala una clase para tomar tequila… y un par de muebles michoacanos que la cautivan y se lleva para decorar su nueva casa de estilo provincial mexicano.
Queda la imagen de ella portando un suéter tejido en Chiconcuac, que compra a una indígena en 130 pesos durante visita a las pirámides de Teotihuacán. A su muerte, la caliente prenda termina rematada en 170 mil dólares.
Quiso ir a conocer al fotógrafo Gabriel Figueroa.
Y queda otra imagen, la que le dio la vuelta al mundo. Se la tomó durante una rueda de prensa en un salón del Hotel Continental Hilton que estaba en el cruce de Reforma e Insurgentes. Ahí, el fotógrafo Antonio Caballero del periódico Cine Mundial, sentado en primera fila toma hasta el más mínimo movimiento… y al descruzar la pierna y al revelar los negativos se descubren un par de detalles, que por tratarse del máximo símbolo sexual de la historia del planeta, adquieren relevancia: el primero, que no usa ropa interior. Y el segundo, “que no es rubia natural”.
Video de aquella rueda de prensa en el Hotel Continental de Reforma e Insurgentes
La foto de Antonio Caballero que le dio la vuelta al mundo: "No era rubia"
Durante esos 14 días que roló por el entonces Distrito Federal, Taxco y Acapulco, se ligó a un veintiañero guionista de cine y ‘casanova’ mexicano. El compañero de parrandas terminó por convertirse en su última gran pasión. Se llamaba José Bolaños y asociado al Partido Comunista. Al tiempo, y fijándose una astuta misión imposible, dijo que después de haber vivido lo vivido con la Monroe, sólo se casaría cuando encontrara una mujer más bella y más sensual. Tuvo que cumplir cuando conoció a la chihuahuense Elsa Aguirre… y sí, se casó con ella. Pero volviendo al tema de la Monroe… el FBI descubrió que la noche de su muerte, hubo una última llamada con Bolaños, quien murió en 1994 sin revelar jamás, ni a biógrafos ni a cineastas ni a policías, el contenido de aquella conversación telefónica.
Se convirtió en parte del misterio y la confusión de aquella noche del 4 al 5 de agosto de 1962. Tenía apenas 36 años de edad. La versión oficial señalaba un suicidio tras ingerir 40 Nembutales. La versión científica-forense informó que el estómago estaba vacío. En la tarde previa, había tenido una fuerte discusión personal con Robert F. Kennedy, el entonces Fiscal de EU, que más tarde apareció a controlar ‘la escena del crimen’. Había trascendido el affaire de la estrella con Robert y con John F. Kennedy, el entonces presidente de EU. Los tres sabían demasiado. Investigaciones no oficiales posteriores descubrieron que habría sido inyectada con una cantidad de Valium suficiente para matar a 15 personas. Un año después John F. Kennedy era asesinado sobre un auto convertible en Dallas, con una bala en la cabeza. Seis años después, Robert F. Kennedy de 4 balazos televisados en vivo, cuando buscaba la nominación demócrata a la presidencia de EU. Con karma y nos amanecemos, dijo el que dijo.
Con Robert y John F. Kennedy.
El momento del ‘Happy Birthday Mr. President’
Su historia… su belleza… su poderosa sexualidad… su drama ha inspirado infinidad de pinturas, poemas, novelas y canciones. Por señalar muy poco de lo que hay… oleos lo mismo de Warhol que de Dalí. O aquella novela de Rafael Ramírez Heredia… con M de Marilyn; o la ‘oración’ del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal; o el tributo que le rindió Madonna con Material Girl o Deff Leppard con Photograph y desde luego Elton John con Candle in the Wind (que no fue compuesta para la princesa Diana. Cuando su sorpresiva muerte, nada más le dio una ‘ajustadita’ al viejo tema para salir del paso). En los años 80, el grupo chileno Los prisioneros lanzaron el tema ¿Quién mató a Marilyn? y antes sonó por Hispanoamérica la voz del rockero Miguel Ríos tocando la famosa canción del compositor español Manolo Tena.
El grupo chileno ‘Los Prisioneros’ con el tema ochentero ‘¿Quién Mató a Marilyn?’
La famosa versión del rockero español Miguel Ríos… ‘Marilyn Monroe’
En la última secuencia de la película que fue la vida de Marilyn Monroe, tres imágenes lo descubren todo. La foto de la recámara desordenada… en la que parecen haber buscado algo que encontraron y nunca más apareció… y en donde todo está muerto y ya sólo respira una cómoda mexicana de madera… aquella que le regaló el Indio Fernández. Destaca desde luego, la imagen de ella bocabajo… desnuda hasta del Channel #5… la única ‘pijama’ que decía portar por las noches. Y la foto más impactante… la que más dice, la captada en la morgue… aquella del dedo pulgar del pie que tiene colgando una etiqueta… con un número. Como si esa fuera la única realidad y su bello rostro, un alegre engaño… el emblema del siglo XX.
Tuvo una vida perfecta… en el entendido de que sólo se traba de parecer. Como si fuera dueña de todo… cuando su todo era nada. Como si se tratara de no existir… para ser eterna.
Ella sólo quería dormir.
@diazbarriga1
Marilyn cantando ‘A Fine Romance’ con recuento fotográfico de su carrera.