Pedro Armendáriz nunca tuvo paciencia… ni siquiera a la muerte

  • MILENIO Retro
  • Carlos Díaz Barriga

México /

Impetuoso… imponente… impactante. Pedro Armendáriz jamás le dio tiempo al tiempo, como si supiera que sólo iba a vivir 51 años, nunca tuvo paciencia… ni siquiera a la muerte.

Se suicidó el 18 de junio de 1963 y desde entonces, más allá de su lugar en la industria cinematográfica nacional, ha sido el actor mexicano con mayor y más prestigiosa proyección internacional… ahora sí que -como se dice en los ranchos- "sin agraviar a los presentes". No ha vuelto a surgir en estas tierras, alguien que, como él, llene, literalmente, la pantalla. Ni sus zapatos.

Era natural que sintiera y vibrara con todos esos papeles alusivos a la Revolución Mexicana que le vimos. Había nacido al inicio de ésta… el 9 de mayo de 1912, en la Ciudad de México. Y debe ser que esa fiebre que parecía ira… esa mirada que parecía rayo… y esa voz que parecía trueno, tuvieran que ver con el niño que fue y que a los 9 años había quedado huérfano de padre y madre.

Pedro Armendáriz quedó huérfano de padre y madre a los 9 años.

Un primo y un tío se hacen cargo de la tutoría de él y su único hermano (menor), Francisco. Crece en Laredo, Texas, y en la juventud es enviado a la escuela en San Luis Obispo, California -a unos 300 kilómetros de Los Ángeles-. Ahí estudia periodismo y teatro. El inglés ya era su lengua materna… su madre, Adele Hastings, era estadounidense.

A los 20 años regresa a la capital mexicana. Durante algunos años se gana la vida escribiendo en la revista de la Compañía de Ferrocarriles y como guía de turistas… Un día de 1935 lleva a un par de rubias estadounidenses a la fuente de sodas del Hotel Regis, en la avenida Juárez, y como el estudiante de teatro que había sido, las impresiona declamándoles de memoria y en perfecto inglés británico, escenas de Hamlet, de William Shakespeare. Pero impresiona también a un joven cineasta… que lo escucha a tres mesas de distancia. Se trata de Miguel Zacarías, que hace sus pininos como director en el recién nacido (1931) cine sonoro en México.

Armendáriz, el guía de turistas.

Julio Villarreal, Armendáriz, Luis Aldás, Zully Moreno y el director Miguel Zacarías. ‘Tierra baja’ (1951).


Carlos Díaz-Barriga entrevista a Miguel Zacarías. El testimonio de su descubridor.

Miguel Zacarías no sólo descubre a aquel guía de turistas. Lo enseña, le ayuda a dar sus primeros pasos. Lo enseña a algo que nunca olvidaría: a hablarle a la cámara. El joven de ojos verdes y 1.85 metros de estatura debuta ese 1935 en la cinta María Elena, y no pasa nada… pero pasa el principio de todo. Por ejemplo, conoce ahí a Emilio El Indio Fernández, que tiene también un papel modesto en el elenco. Le siguen 30 películas en las que no da el salto… de esas que van dejando decepcionados en el camino. Nuestro niño huérfano ha sobrevivido a cualquier frustración. Se sostiene estoico. En el trayecto no quieren que sea tanto él… y le quieren cambiar hasta el nombre. Con creatividad acuífera le proponen llamarse Juan de la Laguna, José Luis del Río, Mario del Mar. Pero se defiende. Como tigre panza arriba.

La segunda película, ’Rosario’, con Gloria Morel (1935).

Al fin da el campanazo en 1943 con la cinta Flor silvestre… ahí se arma el dream team que funcionará una y otra y otra vez: va con Dolores del Río, escribe Mauricio Magdaleno, la fotografía es de Gabriel Figueroa y dirige El Indio Fernández. A partir de ahí, todo lo que hizo Pedro Armendáriz como protagonista de clásicos en el cine mexicano y cintas inolvidables realizadas en Hollywood o Francia o en Alemania o en Italia o en Inglaterra122 películas en total.

Flor Silvestre (1943).

Emilio Fernández, Dolores del Río, Pedro Armendáriz y el fotógrafo Gabriel Figueroa.

Armendáriz, secretario del Trabajo de la Asociación Nacional de Actores (1947) A Su Izq., Mario Moreno ‘Cantinflas’

A muy grandes rasgos quedan para la memoria -y de tarea para quienes no las conozca- Distinto amanecer, con Andrea Palma; Bugambilia y Las abandonadas y María Candelaria, con Dolores del Río; La perla, con María Elena Marqués; y sumando su temperamento al de María Félix logra una sinigual pareja en La escondida, en Maclovia, en La Bandida o en Enamorada… por cierto, de esta última, Armendáriz hizo la versión en inglés (The torch), pero llevando de galana a Paulette Goddard, aquella actriz que hizo con Charles Chaplin Tiempos modernos o El gran dictador y que fuera esposa del legendario mimo.


'Distinto amanecer', con Andrea Palma.

‘María Candelaria’, con Dolores del Río.

'Enamorada', con María Félix

Caricatura de Freyre al elenco de ‘La Cucaracha’: María Félix, ‘El Indio’ Fernández, Dolores del Río, Armendáriz e Ignacio López Tarso.

María Candelaria y La perla tienen gran repercusión internacional. Hollywood voltea a verlo. Entonces John Ford lo dirige en El fugitivo, con Dolores del Río y Henry Fonda; y luego viene Sangre de héroes con Fonda, Shirley Temple y quien se haría su gran amigo y compañero de vida -y muerte-, John Wayne… el Pedro Armendáriz gringo.

'La Perla', con María Elena Marqués.

Con su amigo John Wayne, el Pedro Armendáriz de los gringos.

En Francia y en francés brilla en Lucrecia Borgia (1953) y en Italia hace Tam tam mayumbe (1955) estelarizando con Marcelo Mastroianni y Kerima Barousse… o la de Hombres y lobos con Yves Montand y la bellísima Silvana Mangano… y en EU Diana de Francia, con Lana Turner… y en La pandilla del soborno, con Errol Flynn… o The Wonderful Country (Más allá de Río Grande) con Robert Mitchum.. y Francis of Assisi (San Francisco de Asís), dirigido por Michael Curtiz -el director de Casablanca- y aquella del 007 con Sean Connery, Desde Rusia con amor (1963). La última de todas.

Estelariza en Italia con Marcelo Mastroianni y Kerima Barousse (1955).

'Desde Rusia con amor', con Sean Connery como ‘James Bond’. La última cinta. 1963

En México va quedando su cacique temible e inolvidable en Rosauro Castro… al verlo, el escritor Juan Rulfo acepta que Armendáriz sea el Pedro Páramo que nunca se realiza. O la trilogía dirigida por Ismael Rodríguez donde interpreta como nadie a Pancho Villa. O El bruto... aquel carnicero que hace dirigido por Luis Buñuel, con Katy Jurado y Rosita Arenas. Y varias comedias rancheras, como Los tres alegres compadres, con Jorge Negrete y Andrés Soler, Calibre 44, con Eulalio González Piporro o Los valientes no mueren, con Miguel Aceves Mejía. Igual participó en comedias urbanas como Ni sangre ni arena con Cantinflas o Las señoritas Vivanco, con Sara García y Prudencia Griffel. Y en melodramas como El rebozo de Soledad, con Arturo de Córdova, y una muy importante, donde hace el papel de un pelotari corrupto… La noche avanza, con Rebeca Iturbide, Anita Blanch, Wolf Ruvinskis y El chicote (al que llevó en cuanta película pudo), del año 51: dirige Roberto Gavaldón, con guion de José Revueltas basado en un argumento de Luis Spota.

Pedro Armendáriz filmó con su amigo, el cantante Miguel Aceves Mejía.

'Los tres alegres compadres', con Jorge Negrete y Andrés Soler.

Con Ismael Rodríguez hizo la trilogía del mejor ‘Pancho Villa’ que se haya realizado.

En el terreno del teatro… a principios de los años 40 se incorpora a la compañía Panamerican Theatre, que dirige Fernando Wagner, con obras habladas en inglés que se presentan lo mismo en sindicatos que en el Palacio de Bellas Artes. En español, sólo actúa en dos obras: en la comedia El carrusel del amor (1960), que se presenta durante 300 funciones en el Teatro de los Insurgentes, dirigido por Enrique Rambal, con Marga López, Kitty de Hoyos y Claudio Brook; y Gedeón (1962), donde hace el papel de Dios en el Teatro Xola del Seguro Social, con José Gálvez, dirigidos por José Solé. En el camino se queda el intento por realizar Camino a Roma, con Dolores del Río; Otelo, con Miroslava y Mary Mary, que frustró su muerte y cuyo lugar tomó el propio Enrique Rambal, en 1964, para ponerse en el Teatro de los Insurgentes.

Elenco 'Carrusel del amor': Kitty de Hoyos, Pedro Armendáriz, Marga López y Claudio Brook, 1960.

Bailando chachachá con Kitty de Hoyos en la puesta teatral 'Carrusel del amor'. Teatro de los Insurgentes, 1960.

De lo que me platicaron de viva voz sobre el Armendáriz íntimo sus amigos Gabriel Figueroa, Miguel Zacarías, Tito Guízar, Marga López, Ismael Rodríguez, Alejandro Galindo, Piporro, su hijo Pedro: cuando pobre, ya le gustaba vestir bien y tenía su sastre en Londres. Era catador para eso del whiskey… lo suyo el bourbon y el consentido Jack Daniel's. Era un vago profesional del dominó. Buen chef, con especialidad en la comida china y en la francesa. Amoroso con la familia y caritativo con los huérfanos como él. Le gritaba al staff, a la cámara y a la vida. Pero tenía un sentido del humor permanente y a su modo: "El día que me falle mi cabrón grito… ¡ese día me van a poner una madriza!"… y se carcajeaba.

Tomando el sol en el jardín de la casa de Coyoacán de su amigo Gabriel Figueroa.

Carlos Díaz-Barriga con el fotógrafo Gabriel Figueroa. Al fondo, aquel jardín.

Pedro Armendáriz armó familia con la actriz Carmen Bohr. Se casaron modestamente el 19 de junio de 1939 en el pequeño y discreto y bello templo de Guadalupe de la Paz, que ahí sigue en la calle de Enrico Martínez casi esquina con Morelos (… aquí a la vuelta de Milenio); en los inicios-inicios de Pedro, Carmen participó en un par de películas a su lado. La última cinta de ella fue Mujeres y toros (1939) con el torero Juan Silveti, Emilio Tuero y Marina Tamayo. Procrearon dos hijos: Pedro, buen actor (1940-2011) y la productora de televisión Carmen Armendáriz. Y bueno, Carmelita Pardo, como en realidad se llamaba, llegó casi a los 100 años… nacida en 1917, murió hace relativamente poco, en 2014.

Con Carmen en Acapulco, poco antes de casarse, 1939.

La familia… el tesoro que siempre cuidó.

Ella fue testigo de la tragedia en el cuarto de la Clínica de la UCLA, en Los Ángeles, California, aquel mediodía de 1963. Pero la muerte venía amagando de tiempo atrás. Ya en 1958 le habían extirpado a Armendáriz un riñón, por cáncer. Si en cinco años no regresaba, estaba salvado. A los 5 años, puntual, volvió.

Poco a poco se supo que el drama había comenzado durante la filmación de la película The Conqueror (1955) en el Desierto de Utah… en la zona colindante con el Desierto de Nevada, donde se habían estado realizando pruebas nucleares… a 90 de las 200 personas que trabajaron en la filmación les dio cáncer. Casi 50, murieron. Entre ellas, el director Dick Powell, las actrices Susan Hayward y Agnes Moorehead, John Hoyt… y muchos años después, su viejo amigo John Wayne.

La película maldita… además, malísima (1956).

A sabiendas de que le gustaba coleccionar armas, hacía años el cantante Miguel Aceves Mejía le había regalado una Colt Magnum 357 con cachas de nácar. La subió al avión escondida entre su ropa… quién lo iba a revisar si era un viejo conocido y admirado de los aeropuertos. Unos días después de internarse, fue desahuciado por los médicos. No había nada más que hacer, ya no podía caminar y los dolores eran incontrolables. Le pidió a Carmelita que le fuera a buscar un sándwich de pastrami, para evitar la comida de hospital.

Se bañó… se rasuró y ante el espejo de aquel baño, se buscó, se encontró… vehemente… y se sostuvo la magnética mirada. Estaba haciendo a su personaje más intenso hasta entonces. Al tiempo que se daba un balazo en el corazón.

Nunca tuvo paciencia… ni siquiera a la muerte…


@diazbarriga1


‘Canasta de cuentos mexicanos’. La famosa escena del jarro de café, con María Félix. 1956



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