Pelé… el niño que prometió a su padre una Copa del Mundo

  • MILENIO Retro
  • Carlos Díaz Barriga

México /

Y dice Pelé: "Si vas a empatar... que nunca sea 0-0". Aprendió a jugar futbol como aprendió a jugar el juego de la vida: en la calle.

Nacido el 23 de octubre de 1940 sobre un piso de tierra y bajo un techo de lámina… en la oscuridad de una favela brasileña, Edson Arantes do Nascimento llega a los 80 años como un entrañable personaje que ha trascendido al futbolista legendario... más allá de magia con el balón, de sus mil 284 goles o de su marca con más mundiales ganados (58, 62 y 70).

Si no tuviéramos más espacio, concluiríamos en este mismo párrafo que su historia se reduce a la de un buen hijo, con todas sus consecuencias.

El 16 de julio de 1950 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, la selección uruguaya le arrebató la Copa Mundial a Brasil. Pelé tenía 9 años y ese día vio llorar a su padre... futbolista frustrado, al que ayudaba a limpiar baños públicos en otro estadio de Sao Paulo. Algún día, un campeonato mundial. La promesa de un niño.

Boleando zapatos, vendiendo cacahuates, cobrando cacahuates... comiendo cacahuates, a los 15, el futuro compañero de Garrincha es descubierto por Waldemar de Brito, jugador del Santos. Lo que siguió es la historia conocida del fenómeno entre 1956 y 1977. Y luego, dijera Renato Leduc, su sabia virtud de desatarse a tiempo... como siempre lo hizo de todo: de la pobreza, del futbol, de los amores, de la política o del reflector.

Ministro de Deportes de Brasil cuando la primera presidencia de Fernando Henrique Cardoso entre 1995 y 1998... cuando éste se reeligió, en un gesto de funcionario honesto de gobierno pobre, Pelé dijo me voy: "Yo pierdo un millón de dólares cada año trabajando para el gobierno".

Aquel día que murió su papá en 1979, en el funeral, la madre le entregó a Pelé el cajón que usaba de niño para lustrar zapatos. Dentro estaba la primera moneda que se había ganado... nunca perdió el hábito. Para entonces ya había creado su empresa de publicidad. Durante décadas fue imagen de tarjetas de crédito, bancos, emparedados o pastillas de Viagra ("... ve a lo seguro. Habla con tu médico. Yo lo haría").

El temperamento en la cancha siempre contrastó con el encanto fuera de ella. En 1964 le partió la nariz a Mesiano de un cabezazo: "me cegué... más tarde fui a su hotel y le ofrecí disculpas". La calle obliga. Y la misma calle le enseñó que además del balón, podría tocar la guitarra virtuosamente... y componer una canción... 500 canciones. No muchos lo saben.

Curiosidades de este otro Pelé. Grabó juguetón, con un muy bonito color de voz -y muy desafinado- un par de canciones con la también legendaria Elis Regina, quien murió muy joven allá por el 82. Y en 2006 se dio el capricho de grabar el disco Peléginga con 12 temas propios donde canta smooth jazz, swing, samba y bossa nova. En 2012 lanza el video con Esperanza, tema de su autoría para los olímpicos de Río de Janeiro... cantando –ya muy bien- una letra en la que se pasea su autobiografía: "... nunca desistas".

De cine queda su presencia en una decena de películas. La más conocida, Escape a la victoria al lado de Sylvester Stallone y Michael Caine de 1981.

Ha sido salpicado a ratos por los temas de su hijo Edinho, encarcelado tras atropellar y matar a una persona en carreras de auto clandestinas. O con cargos de posesión de mariguana y vínculos con narcotraficantes.

Mas sin escándalos propios, es un tipo terrenal, dueño de sus errores y de sus silencios. Siempre usando la cabeza para algo más que para meter goles. Administrando cualidad, calidad y categoría. Durante, antes y después. Girando 80 vueltas, invicto.

Votación de por medio, el Comité Olímpico Internacional lo nombró en el año 2000 como "El mejor deportista del Siglo XX". La humanidad, con sus propias cuentas parece que ha hecho lo mismo.

En materia exclusiva de futbol, siempre cabrá la discusión sobre cuál ha sido 'el mejor de todos los tiempos', contrastándolo con los grandes jugadores europeos (Beckenbauer, Cruyff, Best, Cristiano, etc.) o contra los astros argentinos. Al respecto en alguna de sus entrevistas fue lapidario... y de hecho tendría que convertirse en su epitafio: "Primero, con Di Stéfano; aquello pasó y salió después Sívori, del que ya se han olvidado casi todos; luego vino Maradona, y ahora están empezando con Messi. Yo propongo algo: primero ustedes decidan quién ha sido el mejor en Argentina. Cuando lo sepan, después vamos a ver quién es el mejor del mundo".

El himno británico tendría que ejecutarse suave, como un bossa nova. Para que respetando su letra y título, diga... Dios salve al rey.

@diazbarriga1


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