'El Santo' y la maldición de la máscara… Murió días después de mostrar su rostro en TV

  • MILENIO Retro
  • Carlos Díaz Barriga

Ciudad de México /

"Hay hombres que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero los hay que luchan todos los domingos: ¡esos-son-los chidoooos!"

Y así, jugueteando con la choteada frase motivacional del dramaturgo alemán Bertolt Brecht arrancaban los botellitos de Jerez su ochentero Guacarock del Santo… una joya.

Lo último que los niños y adolescentes de la época vimos del mítico (éste sí) personaje, fue una escena… la más impresionante de todas, que a la luz del paso del tiempo podríamos llamar El Santo contra la maldición de la máscara. Todo pasó entre la última semana de enero y la primera de febrero de 1984.

El jueves 26 de enero acudió al programa Contrapunto, a una mesa con el tema La lucha libre ¿circo, maroma, teatro o deporte?... "Que no haya duda, la lucha libre es uno de los espectáculos más populares de México, boleto por boleto, peso sobre peso, se puede afirmar que la lucha libre es, después del futbol, el más importante espectáculo de masas en México, más que el beisbol", dijo Jacobo Zabludovsky, para abrir la emisión.

De pronto El Santo, en su intervención, sorprendía a todos… y durante unos segundos se levantaba la máscara: "… pero si tiene cara de profesor", decía Wolf Ruvinskis, quien junto con Blue Demon era otro de los panelistas. Ahí moría el misterio que había logrado ocultar siempre. Diez días después, también estaba muerto él.

26 de enero. 'El Santo' muestra el rostro en el programa 'Contrapunto', con Jacobo Zabludovsky.

El domingo 5 de febrero, le sobrevino un infarto al miocardio al terminar el número de escapismo que hacía en la función de las siete de la noche en el Teatro Blanquita al lado de aquel cómico… el Pelón Solares. Fue llevado de emergencia al Hospital Mocel… para la segunda función se anunciaba al público presente en la sala, que por ésta única ocasión, el Enmascarado de Plata no había podido escapar. A las 9:40 de la noche había perdido la vida a los 66 años.

Rodolfo Guzmán Huerta, que en su personaje es un ícono de la cultura mexicana del siglo XX, ya traía un marcapasos desde 1981, cuando había sufrido un primer ataque cardiaco sobre el ring en el Toreo de Cuatro Caminos mientras luchaba junto a Black Shadow y el Huracán Ramírez contra Los Misioneros de la MuerteAquélla era una advertencia. Esta vez, la función terminó con 10 mil asistentes al panteón Mausoleos del Ángel -en el sur de la Ciudad de México-… que se fueron sin autógrafo.

Nació en Tulancingo, Hidalgo, el 23 de septiembre de 1917. En la primera infancia la familia se trasladó al barrio de Tepito. Termina secundaria, estudia pintura en la Academia de San Carlos y siguiendo los pasos de un hermano luchador, en 1934, a los 16 debutó… durante unos ocho años fue Rudy Guzmán, El hombre rojo y El Murciélago II, aprovechando la fama que tenía entonces El Murciélago Velázquez y quien lo obligó a cambiarse el nombre.

Su entrenador, Jesús Lomelí, le sugiere tres: El Ángel, El Diablo o El Santo… el día de su presentación con éste último en la antigua Arena México (1942), fue descalificado. Se ha de saber que antes de ser héroe, fue villano. Suele suceder. Era rudo… rudísimo. Rompiendo todas la reglas ese día se ensañó con El Lobo Negro y con el árbitro, que regaban sangre por todo el cuadrilátero. Pensó en desistir y dedicarse a su vieja inclinación por la pintura… por pronto pintaba a todo dar de rojo a cualquiera. Ahí, comenzó a construir con ritos a un personaje: previo a cada combate, El Santo se arrodillaba en su esquina, hacía sus oraciones… y luego los destrozaba. "¡Ah pa' santito!", publicaban los cronistas de la época.

Traía en la bolsa las verdaderas llaves de la felicidad: el cangrejo, el látigo irlandés, la media tapatía, la palanca al brazo, la llave cruzada, las tijeras de cabeza, la rana, la patada filomena… y la de a caballo, que era la firma de la casa.

En 1951, surge a 50 centavos el primer cómic Santo El enmascarado de plata, creado por el editor José G. Cruz: se publicaba tres veces a la semana y cada episodio llegaba a ser de 550 mil ejemplares. En 1958 llega la primera película… era el máximo héroe infantil. Así que en 1962, pasó al pulcro bando de los técnicos. Sin opción. Y hasta el final, cuando se retira en 1982.

En el ring no era infalible. Obtuvo todos los campeonatos habidos y por haber… ganaba la mayoría, pero perdía otras importantes. En la inauguración de la Arena Coliseo (1943) perdió contra el Tarzán López… igual, Blue Demon le ganó en los años 50, escandalosamente, dos veces seguidas… para luego salir a decir: "Como verán, las leyendas no existen". Se daban con todo… hasta con las frases duras.

Como con los cómics, lo del cine fue otro fenómeno. En total hizo 52 películas… y con directores importantes: Joselito Rodríguez, Chano Urueta, Crevenna, René Cardona, Julián Soler, Gilberto Martínez Solares (el director de Tin Tan), Miguel M. Delgado (el director de Cantinflas) o Federico Curiel (quien le dirige más filmes).

En los años 60 se convirtieron en un fuerte soporte económico para la industria fílmica nacional. Científicos locos, monstruos, brujas, momias, secuestradores interplanetarios, zombies, Capulina o unos marcianos aterrizando en un plato de sopa sobre el deportivo de la Magdalena Mixhuca. 

La crítica y el periodismo especializado les dieron ahora sí que "hasta por debajo de la lengua"… señalando malas actuaciones, argumentos sin argumento… sin congruencia, alucine desenfrenado… humor involuntario, pero donde destacaba, eso sí, la bella voz de El Santo… que no era de El Santo: lo doblaban Bruno Rey o el gran Víctor Alcocer. Lo clasificaron pues, como un cine de horror. Literalmente.

Quizá en todo ello radicaba su éxito. Que como en el cine de Juan Orol (Charros contra gángsters), lo cinematográficamente puro era tan malo que terminaba siendo magnífico y acomodándose en algún cajón especial. Así, los europeos consideraron a un par de cintas de El Santo como "cine de culto"… y ejemplos del mejor cine surrealista. Es el caso de El Santo contra las mujeres vampiro (1962)… con Lorena Velázquez, y El Santo en el tesoro de Drácula (1969), con el galán Aldo Monti en este último papel, la sensual Noelia Noel y una docena de vampiresas sensuales. Pa' que se lo sepan: de esta cinta se hicieron dos versiones. Una para los niños mexicanos y otra, que se fue a Europa con el título de El vampiro y el sexo, con las mismas sacerdotisas del placer, desnudas, ninfómanas y con escenas de porno soft… sin censura. No entro en detalle con aquello de las patadas voladoras y los topes mortales desde la tercera cuerda.

Con Lorena Velázquez. El Santo contra las Mujeres Vampiro. 1962.

La arena de lucha libre se cimbraba cada domingo con miles de almas gritando al unísono, frenéticas: "¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!" Era el portador del bien y la justicia en los cómics, luchador contra el mal en el cine… un superhéroe que a diferencia de cualquier otro, no era producto de la ficción: existía y nadie nunca conoció su identidad… durante 40 años exactos.

Está claro que tanta magia no hubiera sido posible en estos tiempos. Por una sola razón: los teléfonos celulares y iwatches con video llamada que usaba El Santo en la película contra las mujeres vampiro, eran de ficción… ahora son reales. Uno de sus diez hijos, uno de los amiguitos de sus diez  hijos, un vecino, un fan, un reportero … alguien lo habría captado. Su perfecta logística peliculesca de ponerse la máscara a medio camino en alguna calle solitaria o de quitársela al regreso… y de perder a quien lo pudiera ir siguiendo en el trayecto para entrar y salir de su domicilio como el señor Guzmán, hoy, imposible. Un GPS en el carro, un hacker en el teléfono y un dron sobre el jardín de su casa, acaban con el presente y con el futuro de ese nuevo héroe que jamás podremos volver a tener.

Ni la ANDA 'rajó' sobre identidad de 'El Santo'.


Me viene a cuento una anécdota, para tener un parámetro de su popularidad, que quizá en estos tiempos no se entienda… platica un veterano reportero de cubrió la campaña presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, en 1970, que a algún genio de la mercadotecnia política se le ocurrió convocar a El Santo para llenar un acto masivo. Hubo un sobrecupo inesperado y fue de éxtasis sin control ante la presencia del luchador. Resultado al finalizar, Díaz Ordaz sólo atinó a responder: "Agradezco mucho su presencia… y si seguimos así, él será el próximo presidente". No lo volvieron a invitar, claro.

El actor y también luchador Wolf Ruvinskis (el malvado Argos en Santo contra la invasión de los marcianos), le platicaba a este reportero en dos o tres entrevistas que pronto rescataré, de Pedro Infante, de Tin Tan o del Santo… que era una fiera para el dominó y que le gustaba la cantada, al grado de que dejó grabado un disco de duetos con Javier Solís, que era su gran cuate (… habría que rastrear ese material). Le gustaba la fiesta brava y llegó a hacer un espectáculo taurino, mano a mano, con el querido Resortes (a quien recordamos por acá hace unos días): más surrealismo y delirio a caudales, imposible. Bueno sí: se tomaba el whisky con coca cola.

Hasta acá este pincelazo a la historia de un personaje… que vivió la vida de dos. Entre la fama sin límite y el anonimato más absoluto. Que para conseguir algo distinto a todos, hizo de la realidad… una fantasía. Entre los hilos de plata y el aire fresco sobre su rostro.

@diazbarriga1


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