Nada ha cambiado

  • La tercera de Isaac
  • Carlos Gerardo Landeros Araujo

Laguna /

Este lunes 8 de febrero el Presidente López Obrador volvió a aparecer ante las cámaras en sus tradicionales mañaneras. 

Es bueno saber que el Presidente se encuentra bien de salud y recuperado del Covid19 y aunque la expectativa era grande, la verdad es que la esperanza era poca. 

Fiel a su estilo, nuestro mandamás hizo gala nuevamente de su tozudez al regresar a sus típicos discursos de siempre. 

Y es que en verdad más de uno esperábamos que AMLO tuviera un poco de empatía con lo que pasa en México. 

Pero nuestro tlatoani sigue con la misma prepotencia y soberbia de siempre, haciendo lo que mejor sabe hacer: hablar, hablar y hablar de los espejismos del gobierno que encabeza.

Hablar, hablar y hablar de perspectivas económicas que solo él se cree en su cabeza. Hablar, hablar y hablar del enojo de sus adversarios y de cómo se vence imaginariamente a la corrupción que continúa más viva que nunca.

Después de ver que aún y con la enfermedad a cuestas nuestro Presidente se aferra a su mismo accionar, ya poco podemos esperar de un cambio en la terrible estrategia de salud que lleva a cabo. 

Y es que López Obrador no entiende o no quiere entender, que él representa un ejemplo para muchos mexicanos, que aún y con todas las idioteces de este gobierno, siguen creyendo en su persona. 

Seguir negando el uso de cubrebocas, aún y cuando su mismo gabinete lo recomienda, seguir insistiendo en domar una pandemia, cuando llevamos más de 160 000 muertos reconocidos por la secretaria de salud y otros 40 000 más registrados por el INEGI que murieron en sus casas y que tendrán que ser sumados a esta catastrófica cifra, no hace más que evidenciar la prepotencia de una persona a la que no le importa en lo más mínimo el pueblo sabio y bueno que lo llevo a palacio nacional. 

Nuestro presidente es muy hábil para aprovechar sus monólogos matutinos para engatusar a su militancia, pero muy lejos se encuentra de ser el líder que este país necesita.

México tiene a nivel mundial la tasa de mortalidad más alta en el mundo, según la prestigiosa Universidad de Hopkins. 

Somos el tercer lugar mundial en número de muertes por covid19, somos el país donde más personas del sector salud han fallecido por esta causa, somos el penúltimo país en la tasa de vacunación en relación a su población y tuvimos una caída de 8 puntos en nuestra economía nacional. 

Sin embargo y por inexplicable que esto parezca, López Obrador continúa con una aprobación del 51% a nivel nacional. 

Nuestro país mantiene la esperanza en su líder, pero con charlatanería no puede gobernarse un país, es necesario que AMLO tome un baño de realidad y comience a ser un verdadero Presidente, porque México en verdad lo necesita.

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