Historias de Abengoa

Jalisco /

Barcelona, España.- La gigantesca empresa española Abengoa, famosa en Jalisco por haber “tirado” la concesión para construir y operar el acueducto de la presa El Zapotillo a León, Guanajuato y estafar al Instituto de Pensiones del Estado con 604 millones de pesos, acapara algunas historias acá en España.

Diarios locales cuentan con singular colorido el episodio de Pepe Baltá un joven de 16 años que para cumplir con un trabajo de la materia de Economía en el Bachillerato, anticipó en 18 cuartillas que la quiebra del consorcio español era inminente.

Los medios cuentan la proeza del joven como una brillante deducción, en comparación con dos firmas profesionales de consultoría que en sus auditorías no encontraron nada irregular en las finanzas de la empresa pero en cambio sí cobraron unos 51 millones de euros en tres años de servicios.

En su trabajo escolar, Pepe concluyó lo siguiente tras revisar los números de 2012 y 2013 de La compañía: “El análisis patrimonial nos lleva a pensar que si no se actúa pronto, Abengoa tiene un fuerte riesgo de entrar en suspensión de pagos”.

Unas semanas después de la advertencia del joven que le valió la calificación de 9.82 en la clase, el consorcio líder en proyectos de energía en el mundo, se acogía a la figura de un pre concurso mercantil, es decir, la antesala de una quiebra que entre otras acciones incluía dejar de pagar a sus numerosos acreedores.

Pese a su talento con la contabilidad, Pepe es ya mayor de edad y estudia medicina. Combina sus estudios con el basquetbol y con el karate del cual es cinta negra. Ha ganado varios torneos, pero gracias a su trabajo de economía donde advertía el declive de Abengoa y que los medios de comunicación se encargaron de difundir, en todas partes donde va la gente le recuerda al joven karateca un sólo golpe.

El golpe de sentido común que asestó a la trasnacional por encima de millonarias firmas consultoras...

Otra de las historias favoritas en los diarios españoles tiene que ver con Felipe Benjumea, quien por 25 años mantuvo el puesto de presidente de Abengoa y ejerció un control asfixiante sobre la compañía.

La suerte de la más grande empresa de las tecnologías termosolares del mundo, estuvo ligada para bien y para mal a este personaje. Fue gracias a la audacia de Benjumea que la firma alcanzara el valor de 4 mil millones de euros en la bolsa, pero fue también su estilo personalísimo el que la condujo al fondo del infierno.

Era conocido su empecinamiento por el trabajo por lo que virtualmente vivía en las distintas sedes que tenían en 15 países. Llegó a aglutinar unos 26 mil empleados en 700 filiales y era del tipo de patrón esclavizante ya que obligaba a todos los trabajadores a desquitar hasta el último minuto de la jornada; tanto que a la sede principal ubicada en Palmas Altas en Sevilla, se le conocía como “Palmatraz”.

Viajaba constantemente y siempre utilizaba el horario de Europa para evitar el “jet lag” y por eso convocaba en Brasil a reuniones a las 4 de la mañana tan sólo porque en España eran las 8 horas.

Presumía de ser austero por lo que tomaba vuelos nocturnos para ahorrar en hoteles, sin embargo era capaz de citar en Sevilla al CEO de la firma en Brasil para que le expusiera personalmente un problema y después despacharlo de regreso.

Una serie de garrafales errores en la administración por su terquedad de mantener el control de la compañía y no despojarse de capital sino insistir en préstamos, llevó a acumular a Abengoa una deuda de 25 mil millones de euros.

Bancos acreedores entraron al quite para librarlos de la quiebra pero condicionaron la salida de Benjumea quien dejó el cargo y conserva el 1 por ciento de la empresa  que fundara su padre.

Genio y figura, el ahora expresidente enfrenta un proceso penal porque antes de irse, con la compañía casi en bancarrota, se pagó una indemnización de 11.5 millones de euros.

Por si fuera poco, acaba de presentar una demanda civil por mil millones de euros contra Santander, a quien señala de ser responsable de su salida y causante de la crisis de Abengoa.

Al fin encantador de serpientes y con los bancos cerrados para obtener financiamientos, el sevillano ha fundado la empresa H2B2 que se dedica a desarrollar aplicaciones utilizando el hidrógeno como energía y trata de convencer a inversionistas para que apuesten a esta tecnología.

Con su prestigio por los suelos después de lo que hizo con Abengoa, un periodista español le recordó que más le valía haber seguido uno de los preceptos del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola, de quien es ferviente admirador y que dijo:

“La renuncia de la voluntad propia, vale más que resucitar muertos”.

(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com).


martinezmcarlos@hotmail.com

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